Esta noche Olentzero recorrerá nuestras tierras y traerá regalos a nuestros niños y, si no hemos sido malos, posiblemente a nosotros también. En otros sitios será Santa Calus, en otros Papá Noel y en otros San Nicolás. La cosa tiene su lógica con independencia de que los reyes magos rematen la jugada. Se trata de que especialmente las criaturas puedan disfrutar de sus regalos en estos días de asueto, y no limitarse a desenvolverlos para volverlos a envolver antes incluso de romperlos, que es lo que pasa con los reyes.
La cosa hasta ahí no pasaría de ser una simple jugada digamos estratégica. Pero cuando uno oye a ciertos magos de las ondas, a ciertos obtusos empeñados en la españa una a uno se le van las manos a la cabeza. Dicen con voz que muestra lo aberrante que les resulta, que esto del Olentzero es una invención, incluso una imposición de los malhadados nacionalistas vascos. Ellos, los mismos que buscarán en sus misales la justificación para la llegada de Papá Noel o de San Nicolás o de Santa Claus. Olvidan sin embargo cegados por su españolidad obsesiva y corta de miras una serie de detalles que vamos a repasar.
Puestos a hablar de invenciones, tan invento puede ser Olentzero como los Magos de Oriente como Santa Claus, Papá Noel o San Nicolás. Santa Claus viste de rojo porque así lo decidió cocacola. Sobre los Magos de Oriente el Baudolino de Eco resulta suficientemente ilustrante y hasta ilustrativo. De manera que inventos todos y ninguno, porque cuando se trata de ilusiones no hay inventos, sólo un abrigo a gusto de los sueños.
Pero eso sí. Quienes critican con denuedo al pobre Olentzero cumplen de paso su papel de españoles unamunianos. Parecen preferir el que inventen ellos y cualquiera diría que sienten envidia de que algunos de los que ellos se empeñan en decir que son compatriotas tengan su propio ingenio y se resistan a caer atrapados en el mundo de la coca cola y el macdonalds. ¿Acaso han sido capaces los españoles de aguzar su ingenio para no tener que importar el foráneo?
Tampoco puedo entretenerme hoy mucho. Tengo pendiente uan entrevista con Olentzero por si hay que echarle una mano en sus pedidos. Pero antes de despedirme si que quiero decir algo. Acabará saliendo algún Ansón que reclame la españolidad del gesto y hasta lo reinvindique y pida su extensión a toda la piel de toro que no habla portugués, incluso a los jirones desprendidos por ífrica. Aplicará para ello el mismo criterio que le hace ser seguidor y defensor a ultranza del Athletic de Bilbao, el único equipo de la liga BBVA que juega sólo con españoles. Bajo este prisma debiera Ansón salir en defensa del Olentzero y aducir que en una noche como hoy será el único español que reparta regalos a los niños españoles (porque los vascos son españoles ¿no?).
Posiblemente la gente se ría de Ansón pensando que está loco, pero en cierto modo es el único que se cree lo que dice, que todos los que tienen pasaporte de este estado son españoles aunque hablen cosas raras y tengan costumbres extrañas. El resto, los que se ríen de él no se lo creen. Ellos saben que la unidad de su patria y la integridad de sus fronteras se sustenta en otras cosas, en banderas, en mensajes reales, en un sólo idioma y que en caso de duda vale más una misma cultura para todos los españoles… la anglosajona global.
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