Tiene su punto de sainete el asunto de los robagallinas y sus efectos colaterales. Me explico. Habíamos tenido noticia de que entre los desperfectos sufridos por el belen de la Florida en el parque del mismo nombre de Vitoria Gasteiz, se cifraba el robo de al menos una gallina de cartón piedra, pporcelana o escoyola, yo que sé. Lo que no sabíamos es que a consecuencia de aquellos execrables actos y del doble dispositivo de vigilancia dispuesto por el consistorio ibamos a terminar con una huelga de policías municipales.
Viene lo de la doble vigilancia a que mientras los agentes debían vigilar a los polluelos, alguien les vigilaba a ellos y les vio, tan calentitos, echando una cabezadita en el coche patrulla. Se ve que los agentes confundieron el nombre con el objeto, y descansaron placidamente mientras el coche se encargaba de patrullar hasta que, mira tu por donde aparece un concejal y les pilla. Podía haber sido cualquier otro, ero no, era al que les corresponde su mando. ¡Y va el tío y les poner a parir por estar pasando calor con la excusa de que fuera hacía frío! ¡y van sus compañeros, los de los agentes, y dicen que ya está bien, que a la huelga y que dimitan al edil! ¡y van los opinantes y dicen que a ver que pinta todo un señor concejal en esos menesteres para los que tiene tantos escalnones en el escalafón!
Y digo yo que quién mejor que el superior para reconvenir a los agentes. Y digo yo que ni huelgas ni chanfainas, que cada uno en su puesto y el edilo en el de todos. Y digo yo que o no he entendido nada o al concejal le han elegido los vitorianos para que les mande, y a los agentes les ha contratado formado, vestido y pagado no ya el ayuntamiento, sino el conjunto de los ciudadanos ara que vigilen lo que tengan que vigilar, haga frío o no. Y digo yo que el rango no exime del deber. Si el concejal ve algo mal lo lógico es que lo denuncie, y si encima responde a su área de poder insdisensable es que lo corrija de inmediato.
La función pública se siente maltratada, dicen algunos, por sus jefes reconocidos y por los que no reconocen nunca, todos nosotros. La función pública debiera darse cuenta, y más en tiempos como estos, que es un sector privilegiado en estabilidad, en sueldos, en seguridad etc. etc. La función pública debiera darse cuenta de que mejor nos iría a todos si tomase consciencia de que para ganarse ese respeto, admiración y demás privilegios añadidos debería centrar sus esfuerzos en ser función, y en serlo pública. De lo contrario, más pronto que tarde, llegará el momento de hacer lo que los tiempos y el contexto sugieren… la reconversión de la función pública.
Hablando de gallinas y desperfectos, quiero aprovechar para contar lo que pasa con el frontón Beti Jai de Madrid. Es un frontón construído en el S.XIX, que después de muchos avatares, resulta que está abandonado en el centro de <madrid, en ruinas. Al ser el único frontón de estilo mudéjar en el mundo está protegido como patrimonio de la Comunidad de Madrid, pero parece ser que los dueños están esperando a que se derrumbe para construir un hotel o un centro comercial.La plataforma a favor del frontón beti jai, está luchando para que se restaure y se vuelva a ofrecer como frontón con multiactividades. Esta plataforma, tiene una página muy visitada en internet, y os invito a ver las fotos, porque es , no triste, deplorable, el estado del edificio.
Este invierno con las nevadas parece que se ha caído parte de la fachada, a todos los que seguimos los vaivenes de la suerte de este frontón extrordinario, nos asustamos al pensar que pudiera terminar derrumbado por el estado en que se encuentra, aunque por otro lado los especuladores, habrán celebrado el lento desplome de un lugar histórico, punto de encuentro social de los madrileños, y único en el mundo en su estilo, porque son apoyados por las instituciones que podrían haber evitado el deterioro del frontón.Es una pena, y parece ser el sino de una época totalmente deshumanizada.
Munipas vigilando belénes. Si al gasto del Belén hay que sumarle la seguridad resulta que en Vitoria-Gasteiz podrían dar de comer ración dble a los del comedor social. Propongo poner bote para pagarles un café a los munipas o un curso de oratoria para que, teniendo una amena conversación no se queden dormidos a la puerta del Belén.
La jugada parece buena; voy a decirle al jefe que hoy no curro porque tengo frio y mañana porque han expulsado a la rubia de gran hermano yeso me provoca profunda tristeza.