Publicado en Diario de Noticias de ílava el 2 de marzo de 2010
Rezaba el añejo refrán aquello de “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol”. Pero cosas del laicismo y el relativismo ganan a fecha de hoy por mayoría de dos tercios los jueves en los que se ha puesto el sol. Jueves nublados de antaño que han dejado paso a los nuevos jueves al sol. Al cuerpo de cristo le ha sucedido el pintxo – pote y lo de la ascensión se ha quedado en el Toloño. No el monte, sino el bar.
Y es que hay que ver como está cambiando Vitoria, y supongo que el resto del mundo también. Hay que ver lo lejanos que quedan los jueves aquellos de uniformes cuando cofias y tres cuartos militares tomaban calles y bares y bailes y paseos. Aquellas matinales en las que los “aldeanos” tomaban al asalto la calle Francia y alrededores, y había mercado, como hoy lo hay, y almuerzos y delantales. Aquellas matinales en que llegaban tranvías y autobuses cargados de boinas y txapelas y hasta cestas, sacos y cajas.
Hoy la estación de Dato apenas recibe tranvías. De hecho ya ni se llaman así, ahora son regionales y escasos, muy escasos. De la de autobuses que decir. Lo único que mantiene un punto de unión con los jueves viejos es su ubicación en el solar que un día fue también punto de llegada de tranvías y su cercanía con la calle Francia, y hasta eso parece condenado al olvido en beneficio de la nueva Vitoria que ha ido creciendo más allá de Honduras y de las Antillas. Hoy ya no hay bares con consignas para mutarse de conejo en paisano. Ni colas en las mesas para comerse un urtain. Las chachas siguen viniendo de los pueblos, pero ahora casi siempre son pueblos de ultramar.
Hoy los jueves se pone uno el uniforme de pintxo – pote y se va calentando a golpe de pote y va acumulando energías a golpe de pintxo para convertirse horas después en estudiante universitario o funcionario de los de piso laboral y fin de semana en casa y seguir de copas cuando el jueves ya ni tiene sol ni es jueves. Pero eso sí, como Vitoria no hay más que una, como siempre ha sido, uno elige el pintos – pote de la albóndiga, digo de la alhondiga de Gorbea y compañía, el de Zaramaga, el de Judimendi, el del Casco Viejo el de Lakua o el que sea. Y si se quiere ir en plan “fisno” pues a la Virgen Blanca y alrededores”¦
¡Para que luego digan que los jueves de Gasteiz no relucen más que el sol aunque sea por la noche cuando brillan más! Eso sí, por lo visto este fin de semana se ve que los vendavales son más tradicionales y siguen prefiriendo salir el sábado por la noche”¦
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