Publicado en Diario de Noticias de ílava el 27 de abril de 2010
Dice la Republicana academia de la lengua (la RAE) que coprolito es un excremento fósil. Esto es, una cagada endurecida. De eso sabemos mucho los alaveses. De hecho estamos a punto de convertir la cupulita en el último de nuestros coprolitos. Eso sí, nuestra tendencia a “cagarla” tiene cada vez un ciclo más corto.
Las murallas que nos hicieron fuertes nos las cargamos malamente para ahora destinar dineros y lágrimas a restaurarlas y añorarlas, pero al menos duraron unos siglos. Menos suerte tuvo la Plaza de Abastos destinada a modernizar el tradicional mercado con su arquitectura de piedra, hierro y cristal. Apenas 100 años para dejar un solar que costó llenar, que hubo que remozar y que ahora, con nuevos esfuerzos pretendemos retomar. Peor le fue a la estación de autobuses. La inauguraron en los cincuenta. La mejor y más bonita estación del norte. Pero también la tiramos para hacer un centro comercial que acabó en museo y para tener, tantos años después, la que tenemos liada para sustituir a la que ya teníamos.
Ahora nos sobra la cúpula. La que pusimos al servicio de una cabaña que ya ni estaba ni se la esperaba. La que ganó premios. La que fue, si Donnay se hubiese puesto a ello, orgullo de la ciudad y de Zurbano. Cambiamos ganado por ganadores y hasta la acercamos al cielo como si una gran hostia fuese. Y ahora nos sobra, o les sobra, vaya usted a saber. Y es que el Baskonia pesa y quiere una fainalfor y un estadio más flexible. A mi también me gustaría una final de la champions en Mendi, pero hay quien me dirá que sería una locura hacer un estadio para noventa mil espectadores.
El caso es que al final se quitarán de encima la cúpula para convertirla en otro coprolito más, y lo cabal es ir pensando destinos para la cagarruta.
Podemos ponerla de canto en Olarizu y en las fechas señaladas dejarla rodar hasta Zurbano para que al chocar contra el flexible Arena rebote y vuelva a su sitio. Podemos hacer un homenaje a nuestro ilustre y misterioso convecino y colocarla boca arriba en Otxate como elemento de captación de señales del misterio. Podemos también colocarla en San Miguel, clavada en la torre de forma que torre y cúpula sean una inmensa txapela con eclesiástico rabito con la que homenajear a Celedón y de paso dar sombra a la plaza de los chorritos. Podemos incluso retomar la carísima y rocambolesca idea de Lazkoz y cubrir con ella la Plaza Nueva y llamarla, en adelante, la plaza del coprolito. Eso sí, también podemos dejarla donde está y punto.
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