Publicado en Diario de Noticias de ílava el 29 de junio de 2010
Acaba un curso y parece que fue ayer cuando acabó el anterior y mañana cuando empiece el siguiente. 41 columnas para llegar al punto en el que como a Sísifo, se me cae la piedra ladera abajo. Tardaré más de dos meses en llegar tras ella al pie del monte y comenzar un nuevo ascenso. Mi despertador sonará un lunes de septiembre y escribiré mi primera columna del nuevo curso mientras oigo I Got you babe de Sonny & Cher y compruebo que las cosas son iguales que al inicio del anterior, como le sucedía al angustiado protagonista de “El día de la marmota”.
Todo seguirá igual aunque no sigamos todos. Hay amigos y amigas que han pasado sin retorno al mundo de los recuerdos y a los que, salvo aparición, guija o salvación, uno ya no volverá a ver más en la república de los vivos. Vaya un abrazo de tinta para Ana López de Uralde con quien compartí buenos momentos y para Jose Ordorika con quien tuve felices encuentros.
Por lo demás me voy hablando del auditorio, del soterramiento, del tranvía, de la capitalidad, de adjudicaciones fallidas y proyectos que siguen proyectándose en el tiempo. De Vitoria y sus bellezas, de vitorianos y sus miserias, de dimes, diretes, denuncias, absoluciones y condenas. A buen seguro de eso mismo seguiré hablando cuando vuelva. Eso sí, notaré una vez más que las cosas están cambiando en nuestra tierra. Los hertzainas ya no llevarán txapela para disgusto de la asociación que en su defensa y promoción ha nacido este curso.
Hablando de tierras, Sísifos y marmotas volveré seguramente hablando de Veleia como este curso he hablado y como hablaré a buen seguro el siguiente. Dejaré no obstante un hueco para seguir lanzando mis propuestas como este año lo hice. Propondré como otros han propuesto la eliminación fulminante de los billetes de 500€ para que afloren esos dineros que todos necesitamos, e hilando con lo de Veleia propondré a Eliseo como gestor de grandes proyectos. A fin de cuentas es alguien con capacidad de iniciativa y trabajo demostrada, capaz de inventar anfiteatros y religiones, políglota, productivamente eficaz, cientos de ostracas obran en su haber, decorador de letrinas y demás artes desconocidas ocultas en los folios del sumario. ¿Quién mejor podría encauzar auditorios y soterramientos, gestionar la multiculturalidad y el bilingí¼ismo y hasta conseguir que las zonas oscuras de la política sean si no divinas, al menos elegantes?
Pero eso será el curso que viene. Yo me voy de huelga y después de vacaciones.
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