El concejal de nuevas tecnologías anunciaba a bombo y platillo la presentación de una nueva web para el ayuntamiento de Vitoria – Gasteiz. Hablaba en su presentación de dos grandes líneas de trabajo, la accesibilidad y la usabilidad.
Loable, sinceramente muy loable, pero debemos de considerar que más que loable era algo exigido, necesario, especialmente en lo que se refiere a la accesibilidad. Hace ya años que la Unión Europea a través de su directiva e-Europe viene instando y demorando la obligación de las administraciones públicas y sus órganos periféricos de construir sus sitios web atendiendo a criterios de accesibilidad, y lo hace además acogiéndose a las directivas de la WAI (Web Content Accesibility Initiative), que se enmarcan en el conjunto de normas, estándares y directivas del consorcio w3c. Podían haber optado por un equivalente a la sección 508 que se aplica en Estados Unidos, bastante más sencilla y posiblemente tan eficaz, pero no lo hicieron.
Así que con toda mi ilusión, y más aún teniendo en cuenta que la usabilidad y la accesibilidad me vienen interesando y preocupando desde hace años, tantos que entonces era poco más que un visionario en estos temas, me he dispuesto a visitar la nueva web. Cual no ha sido mi sorpresa cuando he contemplado estupefacto que ya la portada presenta un fallo de los llamados “graves”. El único elemento decorativo de la página, a saber, la imagen que aparece en la parte superior derecha, no tiene una alternativa textual, y ese es precisamente uno de los puntos que primero se exigen y chequean a la hora de evaluar la accesibilidad.
Voy a intentar explicarlo más despacio. Un invidente suele utilizar unos programas informáticos que leen la pantalla y traducen a voz lo que encuentran. Cuando llegan a una imagen, ésta puede contar con una descripción escrita, y entonces el rastreador de pantalla le dice al invidente: “aquí hay una foto muy bonita de la catedral de santa maría en la que se ven las nervaduras de la crucería gótica” y sigue adelante explicándole que tiene un enlace a esto, y a lo otro y a lo que sea.
Cuando los videntes, o sea los que vemos, no los que adivinamos, movemos nuestro ratón por la pantalla, al ponerlo encima de las fotos nos aparece un recuadro de texto en el que aparece precisamente este texto.
Ya sé que todo esto parece un poco farragoso, pero lo voy a explicar de forma sencilla en un par de cuestiones. Descuidar este tipo de detalles supone asegurar a los colectivos por los que se dice luchar que podrán funcionar pero no disfrutar. Es decir, nos centramos en que el sitio funcione para ellos pero no les explicamos los adornos y demás cosas que presenta. Pero es que además, eso supone, no ya en el ayuntamiento de Gasteiz, sino en la administración en general, que nos preocupamos más por decir que nos hemos centrado en ellos que por asegurarnos de que lo hemos hecho.
Si en otras ocasiones he hablado de la necesidad de ajustar socialmente el gasto en accesibilidad, en este caso lo tengo muy claro, hacer accesible un sitio web, sobre todo si se hace desde el principio, no es más caro, es simplemente más educado.
[…] Hay algunos fallos de vulto que estoy seguro corregiran raudos y veloces, como por ejemplo como apunta Javier Vargas en su post, que algunas de las imagenes no tengan la etiqueta “Alt” con la informacion suplementaria para cuando alguien navega sin ver las imagenes. […]