Publicado en Diario de Noticias de ílava el 21 de septiembre de 2010
Sin saber aún si somos capital de Euskadi o sólo sede de sus instituciones comunes ya estamos metidos en una nueva batalla capital. Curiosa táctica capaz de confundir al más fino de los estrategas. Es como si Wellington, una vez formado su ejército y presto para el combate en la Llanada, emprendiese la marcha por ejemplo a Bilbao dejando derrotados sin derrota a Jourdan y Bonaparte o como si en el momento de lanzar un hórdago cantásemos las cuarenta.
El caso es que como mientras llega el veredicto tampoco podemos estar quietos, que para eso tenemos plan de movilidad, y que lo de poner nombres es nuestra especialidad, la semana pasada arrancó lo que bien podría llamarse el Vitoria Green Cápital Project, que como su propio nombre indica consiste en crear un par de macrodiscotecas que lleven el nombre de Vitoria por todos los rincones del Youtube, del Facebook y hasta del Myspace. Y que mejor para optimizar recursos y desplazamientos que colocarlas en puntos equidistantes y cercanos a Aguirrelanda. Los conductores detenidos en los controles verían reducidos los siempre incómodos traslados y a su vez los agentes tardarían menos en atender conflictos o denuncias. Otra cosa es que, en caso de no tener coche o cuerpo para llevarlo ni euros para el taxi, el recorrido peatonal no sea demasiado recomendable para hacerlo en solitario y de madrugada. Claro que, si los de las capuchas de raso perseveran, tendremos enseguida un excedente de escoltas que bien podríamos dedicar a organizar y proteger convoyes de adolescentes en sus desplazamientos a o desde las discotecas. Al estar en zonas industriales, sin apenas esfuerzo los padres podrían comprobar el estado de sus “nini” (esos que ni estudian ni trabajan) según suena la sirena de la seis, y hasta recogerlos a la salida del After cuando terminan su jornada a las dos.
Una buena idea que sólo podría superar otra aún mejor. Instalar bares, restaurantes y demás centros de ocio bajo los tendidos de la plaza de toros, perdón, del edificio multiusos, y dedicar el coso a un botellón en condiciones. No hay problemas de ruidos, el tranvía está cerca y encima, si dejamos el techo abierto, hasta se puede fumar sin venir a Treviño. Lo de la acústica da igual mientras suene alto pero siempre podremos pagar a un DJ de fama internacional que nos asesore. El edificio está hecho, aunque siempre podremos gastarnos un pastón en remozarlo, y el nombre, seamos verdes europeos o no, ya lo tenemos, Vitoria Green Cápital.
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