Cosas curiosas

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 5 de octubre de 2010

Si nadie lo remedia vamos camino de quemar octubre sin apenas darnos cuenta. Mientras cuelga aún de una percha visible el bañador y la toalla empieza a asomar entre los abrigos la caja del abeto sostenible, el de plástico me refiero, y así­ como quien no quiere la cosa enseguida pasará el Olentzero y tiraremos con cariño los décimos fallidos de navidad y el niño. Octubre empieza con un estallido festivo, último estertor del verano, que recorre el territorio desde Agurain hasta Izarra, desde Salinas hasta La Puebla.

Cosa curiosa esta de las fiestas. Cosa curiosa sobre todo en los pueblos. Grandes, mayores, pequeños y menores compartimos las calles que pisamos cada dí­a sin pararnos a pensar demasiado en lo que hacemos. Lo que otros dí­as resulta inconveniente, hasta impresentable incluso, aparece estos dí­as como simpático y gracioso, o eso es lo que nos creemos. Todos los años lo mismo o algo parecido. Del baile a la verbena, de la cena a los fuegos, de la plaza a la ermita, del sofá a la cama, de la barra a la churrerí­a, de la mesa a la verbena.

Cosa curiosa esta de las verbenas. Cosa curiosa y en trance de extinción. Tanto dinero gastado para ensayar de cara a un público que te da la espalda. Estampa sorprendente de plazas semivací­as en las que orquestas más o menos lucidas tocan solas mientras los bares y txosnas compiten en un despliegue de luces y decibelios. Ya nadie baila jotas ni pasodobles, y de aquellas fiestas de antaño va desapareciendo el zurracapote, el chocolate y hasta los ochotes. Hasta los bares van cediendo terreno ante la competencia de los litros comprados por doquier.

Cosa chocante esta de los cambios culturales referidos a nuestros usos festivos. A veces uno no tiene muy claro si está en la fiesta de un pueblo o en el parking de una discoteca valenciana. A veces uno no sabe bien si lo que ve son blusas vestidos de paisano o paisanos vestidos de blusas. Si está uno en una barraca de feria o en la salida de un alter. Si se encuentra en La Puebla o en Nueva York. Si está uno fuera de lugar o es el lugar el que está fuera de uno. Si tiene uno que pedir un brebaje de colorines y efectos perversos o romperse el estómago con el kalimotxo de siempre.

En fin, que hoy es lunes y comeremos en armoní­a y buena unión los locales que hemos conseguido resistir al invasor. Los irreductibles que arrastramos lo que queda de nosotros mientras vamos planificando la recuperación y seguimos pensando en que cosa tan curiosa es esto de las fiestas.

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