Publicado en Diario de Noticias de álava el 19 de octubre de 2010
Hace unos cuantos días convocó Renfe a los medios y enseñó con gran orgullo los nuevos trenes que ya ruedan Llanada arriba y abajo. Los rotativos mostraban los pulidos y elegantes artilugios junto a sus ufanos presuntos propietarios. Todo un avance y una mejora que supone ganar 8 minutos entre Vitoria Gasteiz y Burgos, lo que es una auténtica conquista para, por ejemplo, los usuarios de La Puebla de Arganzón que ganan un minuto en su trayecto a Vitoria siempre y cuando no lo hayan perdido antes por un retraso cualquiera. Pero no terminan ahí las conquistas. El nuevo tren tiene unas puertas muy bonitas, unos monitores de 17 pulgadas gracias a los cuales puedes saber que la estación siguiente a Vitoria es Nanclares, que son las 21:55 horas y que en el exterior hace frío. Además de eso tiene enchufes, aunque el móvil apenas tiene tiempo de cargarse en 15 minutos, y unas mesas muy útiles en las que no puedes escribir porque el tren se mueve. Tienes máquina de refrescos y hasta una voz melodiosa que te recuerda el lujo de tren en el que estás viajando.
Eso si. El tren huele a nuevo, va por la misma vía y para en el mismo apeadero. Hasta el horario es el mismo. Igual de escaso entre semana y tan desaparecido como siempre el fin de semana. Además, los usuarios de Vitoria, Nanclares, La Puebla, Manzanos o Miranda sólo podemos disfrutarlo en un horario de ida y otro de vuelta. El resto de horarios hacemos como siempre dos viajes, uno en el espacio y otro en el tiempo, que algunas unidades son más de museo ferroviario que de servicio de viajeros. Pero estamos todos muy contentos porque Renfe nos ha puesto trenes nuevos. Claro que, como se ve que a Renfe no le regalan los trenes pues se ha puesto a cobrárnoslos, y mientras los ediles vitorianos discuten sobre si las basuras tienen que subir el 4 ó el 5 por ciento Renfe nos ha subido los billetes el 15, así sin más. Y lo que es mejor de todo, pagamos los trenes nuevos circulando en los viejos. Me decía un compañero de fatigas ferroviarias que tenían que poner dos trenes a elegir, uno nuevo con la subida y el de siempre al precio de siempre, que total para 15 minutos no hacen falta muchos lujos. Pero seguro que no le hacen caso, aunque yo por si acaso lo dejo caer. En fin, que le vamos a hacer”¦ Mucho hablar de movilidad, de crisis, de sostenibilidad y al final lo que nos encontramos es hilaridad, la de los responsables de Renfe que se nos ríen a la cara con descaro y nos ponen lo mismo de siempre más caro.
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