Publicado en Diario de Noticias de ílava el 26 de octubre de 2010
Reparada la vieja herida de Dormund hemos vuelto alaveses y especialmente vitorianos triunfantes y orgullosos de nuestras andanzas europeas. Más ufanos que los tercios y más erguidos que franceses o romanos. Somos por fin los primeros de Europa y mal que le pese a Pep, que posiblemente ni se habrá enterado de esto, hemos ganado a todo un Barcelona, eso sí, plagado de suplentes. El lema que acompañaba a nuestro escudo vitoriano antes de su “deconstrucción” de diseño tiene verde sentido blanco y esta es la Vitoria que vence y que lo mismo hasta nos convence de que somos los más sostenibles aunque no tengamos donde caernos muertos.
Ahora llega tras la victoria el momento del análisis, el estudio y el comentario. Se oirán cosas sensatas pero también muchos absurdos y hasta algún sin sentido sobre lo que la capitalidad verde supondrá en nuestras vidas. Yo por mi parte voy a poner un poco de cordura e intentar avanzar sin apasionamientos ni desvaríos lo que de hecho ocurrirá con nuestras existencias.
La capitalidad verde alterará sin duda nuestras relaciones internacionales. Nos volcaremos con la verde Irlanda y eclipsaremos hasta el San Patricio neoyorquino. Como pasaremos del medio ambiente al ambiente entero dejaremos a San Francisco eclipsado y seremos así mismo referencia mundial en aquello del “ambiente” y las cosas de “entender”. El solar de Euskaltzaindia acogerá un congreso internacional sobre expertos en Lorca, y su “verde que te quiero verde” sonará en versiones diversas poniendo de manifiesto la excelencia acústica de la fachada del gobierno vasco.
Instaremos a la Real Academia de la Lengua (real no por monárquica sino por ajena a lo virtual) para que en el ámbito de Vitoria Gasteiz European Green Capital se retiren las acepciones 5, 10, 11, 12, y 13 del vocablo “verde”, por considerarlas inapropiadas y desacordes con el honor que obtuvimos en Estocolmo. A buenas horas mangas verdes dejará de ser queja para convertirse en prendas, y beberemos ya se pueden suponer que marca de cerveza por supuesto subvencionada. La Vital lanzará su cuenta verde para esquilmarnos los cuartos que nos quedan y convendremos en que ponerse verde no es colmarse de improperios sino de elogios. Algún que otro vecino si se entera por azar de nuestro gran triunfo no podrá evitar ponerse verde de envidia y viviremos nosotros felices en nuestro verde jardín del paraíso hasta que allá por el 2013 todo nuestro orgullo viaje a Nantes, pero para eso, aún queda bastante.
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