Volveré algún día a tratar este tema con mayor profundidad, porque lo cierto es que el asunto se lo merece.
Hoy quiero simplemente reflexionar en voz alta sobre el extraño proceso que convierte a los dirigentes en autistas, y que, a mi juicio, tiene mucho que ver con la gestión de la información. Porque a menudo, el problema no son los dirigentes, sino quienes les rodean. Y aquí viene que ni pintado el dicho aquel de “ser más papista que el papa”.
Y esque llegado un cierto momento, una determinada posición que, en organizaciones democráticas es siempre una delegación, aunque el delegado lo tome como una propiedad, el fenómeno tiene una tendencia inevitable a reproducirse.
Aislados del planeta, convencidos de su mesianismo, adulados y privados de la obligación de conocer lo malo, los dirigentes se configuran como figuras imprescindibles y esencialmente omnipresentes. Y cuando en cualquier acto, evento, reportaje o lo que sea no están, el mundo se desvanece para ellos, y el resultado es, aunque pareezca impropio de su cargo, de lo más parecido a una rabieta infantil.
Para quienes conocen de este tipo de comportamientos el mundo se derrumba, y el sentimiento de frustración y desesperanza es inevitable. ¡Tantos problemas en el mundo, y los que tienen que solucionarlos discutiendo por un instante de gloria!
Se que esta no es la página de ANA, pero te escribo para felicitarte por tu articulo sobre ella. Me ha gustado la forma y el fondo. Tu humana sensibilidad. Tu rebeldía en el fondo. Tu humano comnportar-también por la donación del dinero de la corbata de Manet. ¡ Eres un campeón!
Aurrera . Ala mediocridad, ¡ NI PUTO CASO!
Gora alkartasuna
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