Hoy he oido una noticia, y he pensado en otras noticias. Hoy he intentado aislar la noticia de detalles y circunstancias y centrarme tan sólo en la dimensión humana del asunto.
La noticia en su dimensión humana vendría a ser la siguiente:
Un hombre que realizaba su actividad habitual, para la cual debía encaramarse a un tejado, se ha precipitado desde el mismo con resultado de muerte. El suceso ha ocurrido en una instalación industrial cercana a Vitoria – Gasteiz.
Ahora empiezan los detalles.
Si no los diésemos asumiríamos que nos encontramos claramente ante un accidente laboral. Veríamos lógico que los sindicatos emitiesen comunicados; que la seguridad social o la mutua oportuna se hiciesen cargo de los gastos; que las instituciones en general, los amigos y compañeros se hiciesen cargo de la familia que queda atrás y que dependía para su porvenir y sustento de los ingresos que proporcionaba el fallecido. Criticaríamos la explotación laboral, la presión que hace olvidar las condiciones de seguridad y salud laboral. Culparíamos a esta sociedad por imponernos un nivel de consumo que una actividad humanamente razonable no puede sostener y que acaba cobrándose la vida de los explotados. Consideraríamos al fallecido en defnitiva una víctima del sistema y nos compadeceríamos de él.
Pero ocurre que las circunstancias son otras, y los detalles así nos lo hacen ver. El fallecido de este caso era rumano. Tenía antecedentes por robos hurtos y demás, y el accidente le sobrevino cuando andaba por un tejado intentando entrar a un pabellón. La víctima ya no es víctima sino culpable. Su muerte no nos mueve a compasíon sino incluso lo contrario. No nos acordamos de su familia, salvo para pensar en reformatorios y expulsiones, ni pensamos en su explotación pero si en maldades étnicas, congénitas e irreparables. No hablamos de mutuas y seguridad social sino de policía y aduanas.
Es posible que tengamos razon, pero puede que también sea necesario que pensemos que no todo es blanco y negro, que la vida es la vida, como la muerte la es, y que muchas otras cosas son detalles y circunstancias, algo menor si somos capaces de evitar que llegue a mayores.
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