Publicado en Diario de Noticias de ílava el 11 de octubre de 2011
Hay que ver como cambian los tiempos. De aquel antiguo que no anticuado Salud y República hemos devenido en la dictadura de lo sano y en la cultura de la obra pública. Pero lo hemos hecho de forma caótica y un poco como cogida por los pelos. De hecho se nos confunden las palabras y con ellas se nos amontonan de forma desordenada los conceptos.
Así tenemos que aunque fumar es malo tampoco es bueno dejarlo. El fumador es, en tiempos de crisis, un mal necesario que según parece aporta más de lo que cuesta. El sacrificio que hemos de pagar para poder pagar la sanidad de los no fumadores, de los beneficiarios pasivos que podríamos decir. Algo parecido pasa con el vino y los licores.
Pero aquí, en nuestro green, con la habilidad que nos caracteriza, ponemos como siempre el hoyo bocarriba y la bordamos. Imbuidos de esta ola sanitaria hemos decidido convertir la urbe entera en un consultorio. Pero donde unos ponen consultas de digestivo, de máxilofacial, de urología o de pediatría, nosotros ponemos la de autobuses, la del centro de inserción social, la del BAIc, la del Ez, la del Gastetxe”¦ En un rizar el rizo hasta pondremos la consulta del hospital de Santiago, y en un buclar el bucle acabaremos consultando hasta por la pertinencia de las consultas con o sin cita previa. Para las cosas serias, eso sí, y como siempre, acabaremos yendo a la privada, que es la que aunque no vale lo que dice, cuesta lo que no cuenta.
Y el caso es que volviendo a la salud y a la obra pública observo compungido y preocupado cómo en uno de los debates que últimamente nos inquietan, a todo el mundo se le escapa un fleco que sería también como para consulta. Me explico.
Discutimos sobre si la estación de autobuses debe o no ser soterrada y nadie ha caído en un pequeño gran detalle: si es soterrada no se puede fumar, si es semiabierta puede que quizás. Si consultamos a los fumadores (que también viajan) lo dirán sin vacilar”¦ cuanto más arriba mejor, que las esperas, con el cigarrito son menos esperas.
Es como si preguntamos a los hinchas del Baskonia a ver que les parecería que aprovechando el exilio retirasen el techo en los descansos para poder echarse un cigarrito. Igual estamos todavía a tiempo de modificar el nuevo Buesa para poderle aplicar un techo practicable. No olvidemos que, lo mismo que en otros lares se organizaron electoralmente los cazadores, bien podrían aquí hacerlo los fumadores.
Puede que sea una tontería, que seguro que lo es, pero”¦ ¿y si lo consultamos?
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