Publicado en Diario de Noticias de ílava el 3 de enero de 2012
Ahora que la masonería es una asociación legalmente establecida y en proceso de desmitificación; ahora que el opus continúa su camino con discreción; ahora que los monarcas gastan de forma transparente (¿); que de los templarios nadie se fía y que los carbonarios han caído víctimas de los acuerdos de Kyoto, hay una nueva sociedad secreta que rige los destinos del mundo y cuya existencia, aún a riesgo de mi vida, voy a desvelar.
Esta sociedad extiende su principio por todos los órdenes de nuestra sociedad, y sus designios los sigue el presidente, el ministro, el concejal, el alcalde y hasta incluso uno mismo. La sociedad tiene, como todas, sus momentos clave a lo largo del año. Está los días que siguen a las elecciones, ya sean cien o trescientos y los que vivimos al empezar cada año.
La sociedad es conocida como la triple D, y lo es porque tres son las Des con que empiezan las tres palabras de su lema y principio fundamental: Donde Dije Digo. El gobierno en pleno lo ha adoptado a cuenta, por ejemplo, de los impuestos, y hasta de las pensiones. El gobierno del pleno por su parte dice que donde dijo Lakua ““ Arriaga dijo en realidad Euskaltzaindia. La oposición foral dice que donde dijo oposición lo dijo sólo relativamente y donde dijo me opongo al final me abstengo y donde dije presupuestos digo por supuestos. Los pirotécnicos aficionados de la ilustre ciudad de Vitoria lo adoptaron en la media hora más larga que jamás vieron los tiempos. Y el que más y el que menos lo vamos adoptando según pasan los días y seguimos fumando y sin ir al gimnasio.
Este año que empieza va a ser prolijo en Diegos y escaso en Digos, y va a ser así por dos causas. Porque como bien he leído de un forero al hablar sobre esta expresión, no solo se trata de hacer lo contrario de lo que se dijo, sino de hacerlo indicando que uno va a hacer efectivamente lo que dijo y que es el perjudicado, aún cuando sea uno mismo, el que no lo entendió correctamente en su momento. Es el engaño al cuadrado.
Yo mismo me prometí no escribir más tonterías y aquí estoy, escribiendo todo un compendio de ellas. Pero eso sí, como buen miembro de la triple D tengo mi excusa convincente. Yo dije siempre que el humor no es incompatible con el rigor, y que lo serio no siempre es más eficaz que lo divertido, si acaso más triste y más aburrido, y con la que nos va a caer, mejor si entrenamos todos los músculos que hacemos trabajar en una risa y dejamos el gimnasio para cuando podamos por fin ponernos serios.
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