Publicado en Diario de Noticias de Álava el 6 de noviembre de 2012
Mientras otros se van por los cerros de Úbeda, unos, a escala más local, nos perdemos por las letras del Campillo para acabar de forma inevitable en la barra de un bar. Poco importa si la G es de Gasteiz o de Green. Nosotros acabamos discutiendo sobre si cultura se escribe con C de copa o con K de kalimotxo. Lo mismo da que hablemos de cultura que de agricultura, de ambiente o de medioambiente. Lo esencial de nuestras letras no es una sopa sino una copa, o sea, el más genuino “enocentrismo”: vino y alcohol como centro de nuestro universo.
Si miramos a los “greentrocinadores”, lo más cercano a la cultura de este año se resume en un eslogan: “piénsalo en verde”, cosa de la que uno puede darse cuenta con la compañía de uno o dos “Gintonics”, pócima emblemática para los autores en la misma medida que el “Güisqui” lo es para los actores.
Empeñados en pensarlo todo en Green o en Gin acabamos discutiendo sobre si son mejores Juan y Teodoro que van con K que Heinni, aunque sea Green. A la sombra de las catedrales que inspiran best sellers debatimos sobre si Campillo se escribe mejor con K, sobre si es Montehermoso u Oihaneder o sobre si el skyline que no daba para la torre Schommer quedará lucido con la Kinta Torre emergiendo sobre las aguas ausentes. En definitiva, sobre si la K es a la C lo que el vino al agua.
Y mientras el Krea tan lejano de todas las barras se sonroja y el viejo teatro se sorprende por no poder volver a serlo y seguir de banco desbancado, seguimos Koncentrados en Kombinar la Kultura con las Kopas olvidando que la esencia, y más en lo que a cultura se refiere, admite todas las letras, que son las circunstancias las que imponen las grafías. Seguirán algunos sin darse cuenta de que no es cuestión de letras, de que en Vitoria – Gasteiz, cuando no se quiere hacer algo no se hace una comisión, se hace un proyecto.
Leave a Comment