En eras de basura hasta las huelgas se acaban conviertiendo en huelgas basura, desde las huelgas generales hasta las de los trabajadores de las empresas de recogida de basura. Son basura porque así parece que las trata la sociedad, más que porque quienes las hacen las hagan como tal. A nadie le gusta perder parte de su sueldo. Otra cosa es que sean siempre el método más adecuado y hasta que resulte el más rentable desde el punto de vista de las reivindicaciones. Pero muchas huelgas, y vamos a poner como ejemplo la huelga de recogida de basuras en Jerez, ponen de manifiesto ciertas incoherencias, o coherencias, según se mire.
En primer lugar llama la atención lo perdida que tiene el vaticano su guerra contra el relativismo. Aquí todo es relativo. Los mismos que aplauden que se apliquen condenas por terrorismo a quienes quemaban un contenedor por kale borroka; los que hablan del fin de la civilización occidental cuando los queman juerguistas de fin de semana, de repente comprenden con conmiseración y hasta comparten la decisión de los vecinos que los queman para reventar una huelga.
Y es que esa es otra… la culpa de las huelgas, especialmente las que molestan, las tienen siempre los que las hacen, no los que las provocan. Siempre los trabajadores y nunca las empresas son los presionados para terminarlas. El derecho a luchar para vivir de tu trabajo con dignidad decae ante el derecho a vivir con comodidad, tengas trabajo o no, motivos para protestar tú también o no.
Por último, y esto ya en lo que se refiere a las huelgas de servicios de limpieza y recogida de basuras, el espectáculo de las montañas de basura, y la imagen frecuente de ciudadanos echando más bolsas encima de las existentes a mi al menos me provoca dos reflexiones. Una sobre la falta de civismo. Si hay basura tirada mira la forma de contribuir a no tirar más, seguro que algún medio tienes. Otra sobre lo insostenible del sistema. Ver apilada en pocos días las montañas de basura que generamos en esos mismos pocos días nos debería hacer reflexionar sobre quién es el beneficiado y quién el perjudicado del sistema en que vivimos. El primero de los perjudicados es evidente, el medio ambiente. Los segundos posiblemente nosotros, obligados a consumir lo que no necesitamos y pagarlo con el dinero que no tenemos. Los beneficiados, por eliminación, no pueden ser otros que ellos.
Si acaba la huelga que sea para bien, y si no, y como si de artistas se tratase, vaya para quienes defienden sus derechos el grito de ánimo que se da a los actores… mucha mierda!!!
Leave a Comment