Publicado en Diario de Noticias de Álava el 26 de noviembre de 2012
¿Quién no ha cantado alguna vez aquello de “tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor” sin saber que su autor fue un tal Rodolfo Anibal Sciammarella y que quien lo cantaba era, nada más y nada menos, que Cristina y los Stop? Pues seguro que uno de ellos es el mismo que ha pensado que Napoleón se refería a la sanidad cuando dijo aquello de “dinero, dinero y más dinero”. Y es que aquí no hay recortes, pero tampoco salud. Aquí hablamos tan sólo de lo que importa: dinero. Tanto es así que ya no hablamos de enfermedades leves o graves, temporales o crónicas, curables o incurables. Ahora las enfermedades son simplemente caras o baratas. Cuanto más baratas salen más curables son, cuanto más caras más incurables. Lo mismo da que te maten más o menos lentamente. A fin de cuentas no hay enfermedad más grave que nacer, que lo mires por donde lo mires, y tarde lo que tarde, es un proceso que siempre termina con resultado de muerte. Luego están algunos virus y otros amigos. Un día los conoces y van y se quedan contigo. Unos pasan temporadas dormidos, otros no descansan nunca, unos trabajan despacio y otros más deprisa. Pero suelen coincidir en una cosa con respecto a tu vida: o los echas o te echan, pero ellos por ellos como que no suelen estar por irse. Vamos, que con este nuevo concepto de salud, si es muy caro echarlos y no dan mucha guerra pues como que estás sano. Por lo menos mientras lo estés.
Ahora cambian los despachos y se trasfieren los poderes. Siempre hay papeles que se quedan encima de la mesa y banderas y slogans que recuerdan que la salud es lo que importa y esas cosas. Pues que quien venga nos trate con amor y recuerde que la frase de Napoleón no hablaba de salud sino de guerra pero que en todo caso, y eso si que es aplicable a la salud, terminaba recordando que “hay guerras más baratas, pero suelen perderse”.
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