Publicado en Diario de Noticias de Álava el 28 de enero de 2014
Jugando con el nombre de la casa donde escribo hoy voy a convertir mi arbolario en un rincón para esas noticias que a diario nos afectan y no suelen salir ni en el Diario de Noticias ni en ningún otro medio. Y no es por desinterés, al menos en esta casa me consta. Es solo porque a veces hay noticias que son tan importantes para uno como irrelevantes para el resto del planeta.
A mi me pasó la semana pasada. Parece ser que si nadie lo evita el médico que me atiende desde hace tiempo se jubila o le jubilan, no me quedó muy claro en la improvisada rueda de prensa que me ofreció en su nueva consulta. Para mi fue toda una exclusiva. Y como soy de los que cree que, aún siendo necesario meter el dedo en ojo ajeno, es fundamental reconocer y agradecer lo bueno, pues ya solo la presunción de la noticia me hizo adelantar la columna que quería regalarle al final del tratamiento y dedicar estas líneas a un buen profesional y a un hombre bueno.
El titular podría ser un emocionado Compañero Doctor, gracias por todo, o un lacónico El doctor Zabaleta se jubila, al que yo añadiría un ¿Por qué? Porque no puedo evitar preguntarme cómo es posible que prolonguemos la agonía laboral de gente que ya no tiene ni fuerza ni ganas ni nada que aportar y prescindamos de profesionales formados, capaces, experimentados y en la flor de la vida para retornar a la sociedad conocimientos y energías. Puede que sea más rentable a corto plazo, pero a menudo el ahorro presente es descalabro futuro.
Yo he sentido la noticia como si fuese en portada a cinco columnas, y por eso la comparto, aunque sea en contraportada. Espero eso si que, si finalmente se confirma, estas íntimas noticias que afectan a la salud y a la vida no acaben convertidas en noticias de las de portada. Y en esa confianza y si no hay más remedio retomo el emocionado Doctor Zabaleta, ¡gracias por todo!
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