Ahora que corren tiempos de cambio de esos a los que estamos tan acostumbrados es buen momento para hacerse alguna pregunta. Más aún cuando los cambios que nos proponen, esos a los que como decía estamos tan acostumbrados, son los noCambios, los reCambios, las prórrogas de tapadillo y el más de lo mismo. En todo caso, y parafraseando la impresionante campaña aquella de captación de socios de cierto club de futbol pupas y colchonero, uno a veces siente cómo por la espalda una voz infantil le pregunta: aita, ¿por qué somos republicanos?
Y uno piensa que esta si que es una de esas cosas en las que los principios deben ser estables. Somos republicanos por que no podemos ser monárquicos, aunque pudiese venirnos mejor, aunque fuese útil, aunque fuese barato. No se trata de nada de eso. Se trata de creer que no nacimos unos para gobernar y otros para ser gobernados porque alguien lo decidió así. Se trata de no aceptar las mentiras en las que se sustenta un privilegio anacrónico, el de ser rey. Se trata de pensar que, como decía antes, aunque alguno de los argumentos fuese cierto su valor decae ante otro más general: todos los hombres nacemos iguales en obligaciones y derechos y desiguales en el resto.
Poco importa si una monarquía, la inglesa en este caso ha sido garante de una continuada democracia parlamentaria, o si otra como la española fue la generosa donante de la democracia que por su gracia disfrutamos. También un torturado puede cuidar bien de su familia y eso no le hace menos criminal. Además, ser republicano es, efectivamente, una cuestión de principios, porque una vez siéndolo es cuando empieza el camino.
Ser republicano es tan solo pensar que la máxima representación del colectivo en que vive uno no puede ser un cargo hereditario sino que debe serlo electivo. Y a partir de ahí comenzamos la pelea de verdad, la de que el sistema sea justo y realmente democrático.
La monarquía es de las instituciones humanas la más ilegítima. En un mundo laico no puede admitirse una institución que apela a la divinidad como origen o garantía de su legitimidad para perpetuarse en una misma familia. Pero habida cuenta de lo dudoso en términos de razón del argumento del origen divino de la monarquía y atendiendo más a cómo la historia nos enseña que llegaron todas las casas reales sin exclusión hasta sus tronos, en un mundo justo no puede aceptarse como garante de nada una dinastía fundada en el crimen y la usurpación.
Soy republicano porque no concibo otra forma de ser realmente humano.
Leave a Comment