Quinta de abono. Richard Bona, Stefano Di Battista, Manu Katché y Eric Legnini. Paul Anka’s Rock swing.
Fue ayer noche de parecidos razonables, y vamos ya camino del final.
Según empezó la noche parecía incluso un festival de Jazz. Los que venían del Principal venían todavía flotando en las melódicas y delicadas nuebes de notas del pianista francés Baptiste Troitignon, qu epor cierto, había actuado en este nuestro festival hara unos cinco años, en compañía precisamente de Stefano di battista entre otros y en un concierto que habían abierto otros tres que, junto con Bona pueden considerarse los mázimos exponentes del bajo electrico en estos jazzes del siglo XXI.
Sonaba como Jazz, en una formación de Jazz, con arreglos de Jazz e interpretada por músicos de Jazz, pero aún con todo a la catedra más purista no le pareció del todo Jazz. Había momentos divertidos. PEro creo que también los hubo elegantes y hasta incluso delicados. A stefano le justa el show, no tanto como a lo que veríamos a continuación, pero le gusta, y contagió sobre todo a Bona. La verdad es que cualquiera de los músicos que formaban el cuarteto podría tener su propio cuarteto con bvastante dignidad, incluido el baterista Manu Katche. En resumidas cuentas yo disfrute y lo que oí me pareció Jazz, casi de lo más jazz que he oido estos días. Nio salté ni di palmadas, pero no me aburrí. Hasta hubo momentos en que me trasporté por mis sueños camino de otras noches de músicas memorables. Y hablando de parecidos, la noche empezaba también a acumularlos… ¿Que no se parece a Oskar Matute en gordito el pianista del cuarteto, el señor Eric Legnini?
Bromas aparte, y tras un complicado montaje para instalar sobre el escenario a la nutrida banda, (una big band, si) de Paul Anka, comenzó el show. Y vaya por delante para que nadie malinterprete lo que voy a decir que lo de ayer es uno de esos espectáculos que uno debe ver al menos una vez en la vida si quiere saber lo que es música. Vaya por este mismo delante que ls cosas que parecen profesonales y serias a veces lo son. La banda de Anka no deja mucho sitio a la improvisaciín. Un staff perfectamenet coordinado va cuidadno de todos los detalles para que el cantante director y su orquesta se dediquen a lo suyo, dar espectáculo. Y vaya que si lo dan. Un día como ayer en el pabellón estábamos los vegas, por lo menos tres, viendo un espectáculo que cuadraría perfectamente en un hotel de las vegas, pero era Vitoria, o sea que también bien.
Bromas adentro fue ayer una noche de parecidos razonables tambien en esta parte del concierto. El primero lo experimentamos cuando, acabada la película con que empezó el show en un correctisimo inglés que a nadie se le ocurrió subtitular, apareció tras un paseillo por el patio de butacas Silvio Berlusconi, digo Paul Anka en el escenario. Este parecido a algunos nos perseguiría toda la noche.
Visto desde los laterales, parecía que Paul Anka había heredado los zapatos del Fary, o los de Sarkozy. Solo cuando se pusieron de pie las violinistas pudimos apreciar la diferencia que hay entre un tacón y un taconazo.
Parecía, eso si, evidente por que Benidorm siempre será benidorm y las vegas las vegas, y por qué El Fary o incluso manolo escobar nunca llegaráan a ser paul Anka aunque hayan compartido edad. Todo un espectáculo… y en el sentido americano de la palabra, hasta puede que de Jazz, de ese Jazz de All that jazz, de ese Jazz en que acabó convertido el Jazz de las grandes bandas de los años cuarenta y cinquenta.
Y hoy decimos adios con un programa doble. Primero Chucho Valdes en formación quinteto y luego la despedida de festival y de la buenavista social club. A buen seguro lo pasaremos bien. Mañana os lo cuento
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