Hoy he participado en Radio Vitoria en una radiofónica mesa redonda. Acompañaba a David Mangana, a Felix Latorre y a mi señor padre, Jose Ignacio Vegas. Nos moderaba o incitaba Txerra Diez Unzueta. El tema, la cultura, enfocada básicamente a la faceta del consumo cultural. Eso sí, la cosa, como era inevitable teniendo a un funcionario entre los meseros, ha derivado también al papel de la administración en el fomento del consumo cultural tanto por vía de la oferta como por la de la incentivación del consumo en si mismo.
La administración, como siempre, tiende al narcisismo. La administración de una provincia, como no podía ser de otra forma, tiende al narcisismo provinciano, a la autocomplacencia y a un punto de satisfacción en el papel de cola de ratón en la creencia que se es cabeza de león y en la ignorancia de que el refrán habla de la mezcla de ambos.
Hablaba el funcionario de los cambios que provocan las nuevas tecnologías, de la innovación en la gestión, de la rentabilidad, de la centralizacion y repetía en varias ocasiones la necesidad de adaptarse al siglo XXI. Parecía por sus palabras que, en los 14 años que llevamos de este siglo, se hubiesen producido cambios que hiciesen que la sociedad de hace 15 años tuviese más que ver con la del siglo XIX que con la del XXI, y que eso justificaba y guiaba los pasos y actuaciónes de la institución.
Y el caso es que a veces los detalles más nimios le ponen a uno en su sitio.
Los premios literarios estrella de la institución foral en cuya nómina está el compañero de mesa redonda siguen, en pleno siglo XXI, excluyendo la presentación digital y exigiendo presentación impresa y por duplicado de las obras. Por cierto, curiosa la cuantía de los premios. Un relato de entre 10 y 15 folios 6.000 €, un ensayo de más de 100 páginas 4.000 € y entre 500 y 700 versos 2.000 €. La poesía vale menos que el ensayo y ambos menos que el relato breve, que no estamos pra perder tiempo ni pensando ni sintiendo emociones.
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