39 Festival de Jazz de Vitoria – Gasteiz. Día 3º, 16 de julio de 2015. Polideportivo de Mendizorroza.
Brad Mehldau Trio Brad Mehldau, piano; Larry Grenadier, contrabajo; Jeff Ballard, batería.
Chris Potter, Dave Holland, Lionel Loueke & Eric Harland Chris Potter, Saxo tenor y soprano; Dave Holland, contrabajo; Lionel Loueke guitarra; Eric Harland, batería.
Dos tercios de entrada.
La música es un lenguaje, pero cuando hablamos de conciertos, los conciertos tienen también sus reglas, tienen su sintaxis, su gramática, su ortografía, su narrativa. Y así según se combinan músicas y músicos la escritura del directo configura géneros, al modo de los literarios, no necesariamente mejores ni peores pero si diferentes. Ayer en Mendizorroza tuvimos un buen ejemplo de ello. Por decirlo de forma asequible y sencilla, ayer tuvimos una novela y un libro de relatos breves. El concierto de Mehldau, pasiones al margen, fue una obra construida de cabo a rabo, con un protagonista y unos secundarios al servicio todos ellos del relato. El protagonista cedía sin ansia y con generosidad protagonismo al resto de personajes cuando así lo requería la trama, y actuaba sutilmente, avanzando paso a paso en una obra de esas que se nota que llevan muchos años de trabajo, muchas correcciones, mucho de pulimento. Y así salen las grandes obras. Esos guerra y paz, esos rayuelas, esos memorias de adriano por decir algunas que me vienen a la cabeza. Era poesía. Mi vecina de asiento decía que era 100% algodón… demasiado suave, yo creo que llevaba algo de seda, porque era elegante, elegante y aparentemente soft. El trío demostró como se puede hacer jazz con lo básico sin caer en lo primario. Hubo además temas en los que la rodilla se lanzaba a subir y bajar al hilo de las notas del piano, el bajo y las baquetas, temas en los que el trío demostraba cómo se puede aumentar el ritmo sin acelerar la cadencia, llenando de forma progresiva los compases con más y más notas. Mehldau es uno de los grandes, aunque sea pequeño, aunque quiera que te lleves su imagen en la retina y no en los 3 ó 4 millones de pixels de la cámara de tu móvil.
Luego vino otro género literario.La compilación de relatos breves. Era un poco como el Skip de Froome, ahora que estamos en el tour. Un equipo con muchos líderes. Dejo a gusto de cada cual que elija su Froome. Para mí, por aquello de la edad, la suya, no la mía aunque igual también está claro que era Holland, pero puedo entender y hasta compartir cualquier otra opinión. Quiero decir con lo de la compilación de relatos breves que, mirando tema por tema los temas eran buenos, pero mirando el concierto como conjunto era un poco de batiburrillo. A veces parecía más una Jam que un concierto. Chris Potter me pareció técnicamente bueno pero quizás un poco frío. Lionel Loueke estuvo brillante. Por momentos recordó como sonaba una guitarra de Jazz, del Jazz clásico, cosa que hace años no oíamos por estos lares, pero estuvo también brillante en sus incursiones por sonidos y aventuras más actuales. El batería fue un digno acompañante y de Holland, que voy a decir. Impresiona ver a tan grande persona disfrutando con tanto genio como humildad.
En resumen, una buena noche la tiene cualquiera, y con estos géneros aún más. Lo mismo da la novela que el relato. Todo es cuestión de disfrutar.
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