39 Festival de Jazz de Vitoria – Gasteiz. Día 5º, 18 de julio de 2015. Teatro Principal.
James Brandon Lewis James Brandon Lewis, Saxo tenor; Luke Stewart, Bajo; Warren “Trae” Crudup, batería.
Tres cuartos de entrada.
No sé si fue antes el huevo o la gallina, no se si el jazz suena a base rítmica o si la métrica del hip viene del bop. Pero sé que en el siglo que vino tenemos que cerrar el círculo aunque sea haciendo una espiral. No sé si tiene sentido hablar de padres e hijos, no se si es oportuno reclamar herencias y legados. Igual era más propio y más sensato hablar simplemente de hermanos de sangre, de genes y de adeenes. El siglo que viene ya no es de los dinosaurios. Count Basie se aleja en el tiempo y hasta el grande de Miles, de pie en el olimpo de los silencios esturuendosos, mira sonriente hacia el suelo desde el cielo y nos ve aquí debatiendo sobre futuros que sin ser presentes ya huelen a pasados.
James Brandon Lewis es un paradigma de lo que nos viene. Viene y ya está aquí, y viene para quedarse. Es normal. Es el relevo generacional. Él habló de Brown y Digable Planets, lo mismo que otros frasean a Jackson. Los iconos van cambiando. Y lo hacen, los más elegantes, con academicismo y ortodoxia aunque sea para romper los esquemas sin perder la lealtad a la estructura. Lo único constante en el Jazz es la aventura, esto es, improvisación, osadía, mixtura y evolución. I + D, imaginación y diversión. Y técnica, claro está. Pero la técnica no vale nada sin una sonrisa en la boca de la cara y en la del instrumento. James llena con su saxo el escenario y transita desde los aledaños del hip hop a disonancias más libres y hasta a unas melodías asequibles, pero ni fáciles ni ramplonas. Y lo hace con la bendición de Sony, no de sony corporation, sino de Sony LeyendaViva Rollins. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, y si lo dejo claro a lo largo del concierto fue meridiano en el tema que desarrollo en solitario. Es necesario, eso sí, cerrar el círculo, y hacer que, de igual forma que estos músicos, grandes músicos, cautivan a un público de Jazz, sus temas y sus evoluciones actuen como influencers sobre muchos jóvenes que ven el Jazz como un parque jurásico, y que luego bailan y rapean sobre bases que no es que recuerden al jazz, sino que provienen de él y que con la calidad y la capacidad de aventura suficientes son su presente y en gran parte su garantía de futuro.
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