De fallos, sentencias, autos y demás…

Ahora que andamos planteando cuestiones educativas, que si la educación para la ciudadaní­a, que si el curriculum vasco, etc. etc., y visto lo visto del devenir diario de las cosas, no entiendo como a nadie se le ha ocurrido que lo que realmente habrí­a que integrar en el sistema educativo obligatorio es algo así­ como Nociones básicas de procedimientos judiciales, o más interesante aún, el sistema procesal, compendio de trampas triquiñuelas y demás elementos lúdico, jurí­dico polí­ticos.

Repasemos. La sentencia del 11m, la apertura de juicio oral contra Ibarretxe y demás contertulios, el procedimeinto contra Jordi Ibarrondo, exconcejal de urbanismo de Vitoria, la amenaza de Lazkoz, actual alcalde de Vitoria, con demandar a Opakua por el precio de los tutelados de Etxezarra, el caso Malaya, las querellas y demandas de todo tipo entre famosos, las de Manos Limpias, foro de Ermua, Dignidad y Justicia, y que se yo cuantas asociaciones monoparentales más, la del arquitecto estrella por su pasarela en Bilbao, la del juez estrella en su visionaria cruzada anti batasuna, etc. etc. etc. . En fin, que cito varias y estoy seguro de que dejo muchas más atrás.

En resumen podrí­amos decir que cuando uno de los clásicos poderes se satura, lo que indica es manifiesta incapacidad para solucionar los problemas en el resto. La pata judicial del sistema sirve tanto para garantizar derechos como para arbitrar conflictos cuyos contenidientes son incapaces de solventar. Bueno digo sirve cuando en realidad lo correcto serí­a decir deberí­a. Porque lo que llama la atención de muchos de los casos arriba mencionados es que no se acaba de tener muy claro que derecho lesionado de quien se pretende defender.

Es dificil considerar las peculiaridades de cada uno de estos casos en el exiguo espacio que me autoasigno, pero si que hay algunas pinceladas que no quiero dejar sin dar.

Lo del 11 m nos ha demostrado que cabe la posiblidad de que la lectura de una sentencia, aún cuando se trate de la Audiencia Nacional puede ser una sorpresa. Vamos, que no es obligatorio tratar las sentencias y procedimientos judiciales como esos premios literarios en los que los ganadores ensayan más la cara de sorpresa fingida que el discurso que llevan escrito como ganadores o finalistas. Ni una filtración, impresionante.

Lo del lehendakari es toda una invitación a la desobediencia civil en toda regla, y una invitación además a pedir a la justicia que haga justicia con estos degenerados que buscan en los juzgados lo que nunca conseguirí­an en las urnas.

Lo de Ibarrondo y compañí­a es también una invitación a la mesura, al respeto y a acostumbrarnos a agilizar los procedimientos y publicar los resultados, y a no dedicarse tanto a prejuzgar, y nunca mejor usada la expresión. Soy de los que siempre ha pensado que las cosas se denuncian donde deben denunciarse, y que las condenas vienen detrás de una sentencia, no antes. Vamos, que lo de la presunción de inocencia es algo que todos reclamamos con tanta fuerza para la nuestra como olvido para la del resto.

De lo de los jueces estrellas, pues que vamos a decir. De un tribunal especial no se pueden esperar procedimientos ordinarios, serí­a muy aburrido. Y de los arquitectos, no voy a gastar una sí­laba más que para invitaros a leer. Me remito en cuerpo y alma a lo que escribí­a ayer Javier Ortiz. Bueno, si acaso invitarí­a, ya metidos en harina judicial, a demandar al arquitecto.

En fin, lo dicho, que nos enseñen a entender todo este tinglado, o que acaben con él.

 

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