Pensaba hoy haber escrito sobre la película que estuve viendo el otro día. Tierra. Pero una noticia que leo hoy en Diario de Noticias me parece que, puestos a hablar de cine, es mucho más importante. Me refiero, claro está, al anuncio del cierre más o menos próximo de los Guridi y los Florida, los últimos navíos de la otrora invencible armada VESA.
Decía aquello de “puestos a hablar de cine” cuando en realidad debiera decir puestos a hablar de Vitoria, de la Vitoria que queremos, de la que decimos querer, y de la que realmente vamos fabricando.
Porque si queremos levantar esta ciudad, y sentir orgullo de ella, y ver sus calles animadas, sus barrios bien atendidos y su centro convertido en un espacio de encuentro y algo más, tengo la impresión de que este tipo de noticias me hablan de otra ciudad.
He oido hablar de la revitalización del centro como centro comercial. Y ya en su día opiné al respecto, casi dando palmas. Pero empezamos mal. Si uno de los alicientes de los centros comerciales son los cines, no podemos dejar escapar a los únicos que tenemos en el centro. Menos aún hacerlo acusando de especulador a su gerente, Javier Etxegibel. He tenido ocasión de charlar largo y tendido alguna vez con él y nunca me ha dado la impresión de ser un especulador. Diré aún más, me ha parecido una persona con un gran amor por la cultura, por la ciudad, y con sinceras preocupaciones sociales y culturales. Vamos, un elemento de estos encantados de colaborar, de aportar, de construir.
Por otra parte, ¿por qué nos ponemos todos tan nerviosos cuando se habla de hacer viviendas en el centro? ¿Por qué llamamos a éste especulador y luego cada cual vendemos nuestro piso o nuestra lonja al mejor postor obteniendo salvajes plusvalías?. ¿Por qué  el centro tiene que convertirse en un desierto de cemento a partir de que las tiendas y oficinas cierran sus puertas? ¿No hablamos de ciudades vivas? Pues eso significa que viva gente, y la gente tiene la mala costumbre de vivir en viviendas.
En fin, que no quiero alargarme mucho, pero dejando al margen cuestiones sentimentales, el cine es cultura, es arte, es pasatiempo, es espectáculo y es también negocio. Pero es un tipo de instalación que un centro como el de Vitoria no puede dejar marchar sin más ni más. Este es uno de esos momentos en los que buscar lo positivo, valorar lo bueno y, de la misma manera que subvencionamos yo que se cuantas cosas, sentarse, negociar, y buscar la fórmula que haga sostenible un negocio que, como ya he dicho, es algo más que un negocio. Vamos, que es uno de esos casos en los que, bien llevados, ganamos todos, y mal llevados somos también todos los que perdemos.
Por cierto, Tierra la vi en el Guridi e invito a quien disponga de un ratito a la tarde a que la vea, ya la comentaré más despacio.
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