Retiro todo lo dicho sobre lo egoistas e insolidarias que resultan las grandes compañías energéticas. Esas que nos cobran más cara la energía verde que viene por el mismo cable que la negra. Esas que insisten frente a sus cuentas de resultado que actuan de forma altruista y casi perdiendo dinero para darnos servicio. Esas que se apoyan en lo público para agrandar lo privado, y cuya relación con el poder es básicamente aquella de dame tu que ya me lo quedo yo.
Ayer tuvimos en Gasteiz un claro ejemplo de como aplican su solidaridad. De como ya puestos, son capaces de echar una mano a las autoridades. De cómo, en definitiva, son así mismo dignos voluntarios que se suman a loables campañas pro ambientales.
Y es que visto el fallido apagón de la semana pasada, se ve que decidieron corregir el asunto y, merced a un pequeño incendio alegraron la mañana a tantos y tantos vitorianos que pudieron disfrutar de las oscuridades no ya cinco minutos, no. Una hora como mínimo y alguna más en muchos otros casos.
Como el apagón afectó a zona eminentemente comercial y de servicios, ya de paso proporcionaron un momento de asueto a tantos y tantos empleados, y en un esfuerzo de justicia social minoraron los beneficios empresariales de comerciantes y empresarios, que ya está bien de ganar tanto dinero.
Eso sí que es echar una mano.
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