Hay días en que cuesta elegir un tema para dejarse llevar por el teclado. Otros cuesta encontrarlo y alguno, como hoy, aparecen por sorpresa ante los propios ojos y uno se resiste a dejarlos escapar. Me refiero, como no, al titular ese que reza hoy por ahí, de que el ayuntamiento ha amenazado a “los bartolos” con la guardia civil. Toma ya. Digo yo que la idea se enmarcará en estos días de gloriosa literaturalización de la capital. Que al hilo de la llegada de Follet, alguién habrá pensado en hacer un homenaje a Lorca, y recuperar, por la vía de los hechos, la ancestral y literaria relación de amor odio entre la guardia civil y los gitanos.
Porque digo yo, que puestos a desalojar a unos inquilinos o propietarios, que parece que tampoco se sabe muy bien, el ayuntamiento tiene su propia policía. Municipal creo que se llama. Y si no, dispone en su ciudad de una policía integral me parece que se dice, que ya está desplegada. La Ertzantza, creo que pone en sus coches. Hasta donde yo sé la guardia civil que, como dirían al principio de Asterix, resiste victoriosa al invasor policial en su pequeña aldea de Sansomendi, se dedica a otros menesteres, a cosas de licencias de armas, recados varios de la audiencia nacional, vigilancia de fronteras, y acciones antiterroristas. Y vamos, cierto es que da miedo pasar por las cercanías de la casa de los Bartolos, pero tampoco veo yo que sea para que las UAR asalten el poblado vertical. Porque ya puestos, pues hablamos directamente con el ejercito, y antes de que sus tanques tengan que dejar sitio a los coches de carreras, pues montamos una operación a lo israelita y asunto zanjado.
En fin, que supongo que sus razones habrá. Que supongo que cuando uno negocia tiene que poner un límite y jugar habilmente con aquello del palo y la zanahoria, pero que nadie me niegue que no queda simpático que en este caso, que hablamos de un clan gitano, la zanahoria de la permuta venga de la mano del palo de la guardia civil. Lo que decía, muy lorquiano.
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