Hay temas que cuando se presentan son capaces de sacar lo más absurdo de nosotros. Nuestras contradicciones afloran, y las posturas se retuercen sobre si mismas en salomónicas disgresiones de posturas y postureos incompatibles. Además uno es consciente de cómo se va enfangando, de cómo se mete en el jardín, de cómo en definitiva se adentra en el proceloso mundo de las arenas movedizas del intelecto o lo que quede de él.
Uno de esos temas es el turismo, y ahí que nos hemos tirado ultimamente de cabeza.
A ninguno nos gusta el turismo así en plan convencional, casi lo mismo que nadie en su sano juicio dice que ve telecinco. Pero telecinco tiene audiencia y los hoteles están llenos. Esos hoteles que explotan a sus empleados y deterioran su entorno. Por eso a veces tomamos el camino justo y vamos a pisos alternativos, que pagamos en negro, por eso mismo buscamos destinos ajenos a la masificación del turismo vulgar pero que a su vez están cada vez más repletos de alternativos turistas. Turistas que protestamos cuando no se nos atiende como dios manda, que cuando viajamos a zonas complicadas protestamos si no hay buen servicio sanitario. Turistas que no lo somos pero que ocasionamos grandes gastos y disposiciones de recursos para repatriarnos cuando nos da por matarnos allá donde cristo perdió el zapato y queremos yacer en nuestros territorios propios.
No nos gusta que vengan a visitarnos en masa. Pero nos gusta que nos dejen el dinero. Tal parece que el turismo que buscamos es un turismo de giro postal, que nos envíen los fondos sin desfondarnos. Y luego cuando viajamos nosotros, entonces queremos que no se nos trate como a turistas para la cosa del trato, pero que tampoco se nos trate como a los pobres indígenas para las cosas de la limpieza, alimentación, trasporte, alojamiento, sanidad, etc. Queremos vivir en nuestra jaula de oro portatil como si los barrotes de esta fuesen invisibles pero inexpugnables.
Por eso cuando discutimos sobre el turismo que queremos el jardín se nos vuelve hecho un lodazal y nos termina preguntando, ¿pero de que turismo estamos discutiendo… del que hacemos o del que nos hacen?
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