Hoy la Plaza Nueva, la más bonita y la más perfecta, rebosaba de ese ambiente que acerca el pueblo a la ciudad, o la ciudad al pueblo. De forma si se quiere un poco forzada, y si se me apura como un rito reinventado y por ello a veces cierto y a veces sutentado en los neo tópicos. En cualquier caso había gente, mucha gente, y talos, y quesos, y frutos secos y pasteles vascos. Pero había también algo que de cuando en vez se dejaba sentir a través de los oidos. La banda de Salinas.
No es que sea muy grande Salinas. Posiblemente ocupen más extensión las salinas que Salinas. Pero la Banda de Salinas es toda una institución. al menos en mi familia. Hubo de hecho un tiempo, en el que mi hijo, aún pequeño, identificaba música en la calle y banda de Salinas. Ya podíamos estar en Madrid o en Lanzarote, en cuanto oía música por la calle nos pedía a gritos que fuésemos a ver a los de la banda de Salinas. Podían ser los Rolling o Camilo Sesto lo mismo daba. Gente con instrumentos no podían ser otros que los de la Banda de Salinas.
Ya sé que hay más bandas, puede que mejores y más principales, pero esta mañana, cuando estaba en La Unión luchando con mi frito y he oido música en la Plaza, me he dicho yo también, mira, la banda de Salinas, y ahí estaban.
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