Unas líneas que escribí a cuenta de la suspensión de un partido entre el Rayo Vallecano y el Betis, porque el árbitro estimó que la grada que recriminaba el pasado (y presente) nazi de un jugador del Betis, cuyo fichaje fue impedido por la afición vallecana, eran insultos.
A la hora de justificar la decisión de suspender un partido de futbol en el que la grada acusó a un jugador de ser nazi, cosa que según se desprende de la documentación existente parece ser cierta, se dice en defensa de quien tomó la decisión, que el hecho sería similar a si de pronto la afición quisiese vetar a alguien por ser homosexual o por ser negro, y la cosa es que los tres supuestos son bien distintos, cosa que la gramática básica nos ayuudará a comprender.
La cuestión radica básicamente en lo que es un enunciado descriptivo y lo que es un insulto y lo que es una acusación fundada.
Empecemos con el caso de “el negro”.
Que la gente grite “fulano eres negro” no es un insulto, es una descripción. Sólo se podría interpretar como insulto en el caso de que fulano no sea fisionómicamente negro, pero si lo sea su ascendencia, con lo que no hablaríamos de la descripción de una característica evidente, sino de la acusación de pertenecer a un grupo racial determinado aún no teniendo las características externas de este.
Si a la descripción le añadimos adjetivaciones entonces, evidentemente, si que podemos estar delante de un insulto . Eso ocurre cuando escuchamos gritos del tipo “Fulano eres un ngero de mierda” o “fulano puto negro”.
En el caso del homosexual, el matiz es más sibilino aún. Gritar “fulano eres homosexual” no suele hacerse con espíritu descriptivo, es más bien una descripción hecha con intención de insultar, porque no alude a una característica visible sino a una orientación sexual cuya publicidad está, o debería estar, única y exclusivamente en manos de quien la ejerce. Quien profiere en público tal afirmación de un tercero lo hace entendiendo que el descubrimiento de tal condición sexual supone un motivo de oprobio o de verguenza para el nominado, y no por que sea una verdad objetiva que la homosexualidad es una tara, sino por que como tal la tiene los tarados que se dedican a proferir estas descri`pciones como si fuesen insultos. En el contexto de una conversación determinada, indicar que fulano es homosexual, siempre que sea algo asumido públicamente por el interesado, no es insulto, sino que en determiandas ocasiones puede ser incluso una información relevante a la hora de contextualizar determinadas facetas de su recorrido vital.
Finalmente , volviendo al caso del nazi, decir de alguien que públicamente ha manifestado su adhesión y simpatía por los postulados nazis, que es nazi, no es desde luego un insulto, ni tampoco una simple descripción. Es una acusación, y como tal debería de ser considerada por quien corresponda, más aún si dicha opción no es un mero constructo mental sino que se traduce en actuaciones concretas que la hagan peligrosa para la sociedad. Ser nazi no es ser negro, que es tener un pigmentación determinada en la piel, ni homosexual, que es una opción personal a la hora de vivir la propia sexualidad, ser nazi es una aberración delictiva a la que no me atrevo ni a poner el calificativo de mental, y como tal debe ser considerada. El insulto es que tamaña tropelía sea no ya perseguida, sino incluso protegida.
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