Ser usuario, cliente, como ahora nos llaman, tiene su aquel hasta para teorizarlo. Porque se ve que no todos los clientes son Clientes, así con mayúscula. Ni siquiera está muy claro si es más importante ser cliente que poderlo ser.
Adif y Renfe están muy contentos, casi exultantes de alegría. El nuevo servicio Alvia entre Irún y Madrid funciona bien y ha tenido, porcentualmente un enorme incremento de viajeros. La Y griega vasca empieza por fin a escribirse en nuestra tierra, y como quiera que se le supone de aquí a unos años un buen número de viajeros y mercancías, Adif ha montado una campaña de comunicación. Para ello, Adif ha cedido con gran gentileza por su parte el espacio central del vestíbulo de la estación de ferrocarril de Vitoria – Gasteiz. Esa que usan los 60 que van a Madrid al día y algunos cuantos cientos más que vamos a La Puebla, a Miranda, a Dulantzi a Agurain o sitios de estos.
El caso es que la estación ha quedado de foto. De fotos deberíamos decir mejor. Porque están las fotos que salieron en la prensa, con Paulino y Patxi inaugurando el stand. Pero está también la foto que veo todas las noches, a eso de las diez, un poco antes. Con el stand vacío. Los viajeros, perdón los clientes, arrinconados en el sitio donde han podido dejar los bancos que ocupaban el espacio del stand. Arrinconados junto al estanco cerrado. La foto de la canceladora de bonotrenes tapada con un plástico y de las modernas expendedoras automáticas sin conectar.
Vamos, que todas las cosas que usamos los usuarios diarios, los habituales, los clientes con minúsculas están escondidas. Como los autobuses de Tuvisa que parece que, después de ciento y pico años no se han enterado de que en Vitoria – Gasteiz hay una estación de tren y por eso pasan tan lejos. Con lo que animan los troner atronando por la Dato. Y eso ya por no hablar del estado en el que están los sitios donde subimos o bajamos. Los apeaderos de Nanclares, de la Puebla, de Asparrena, etc etc.
Pero claro, nosotros somos clientes con minúsculas. Los mismos todos los días pero a fuerza de reincidentes los más numerosos. Somos muchos más los de corto que los de largo recorrido. Pero no merecemos ni fotos ni inversiones. No podemos traer nuestro coche porque es insostenible y por eso, por coherentes nos condenan a las esquinas de las estaciones, a las colas de las taquillas y a la oscuridad de nuestros apeaderos. En fin, que la próxima vez que vaya el alcalde a la estación que haga un par de preguntas. ¿Dónde puedo picar mi bonotren? En la taquilla, señor alcalde. ¿Y la parada del autobús urbano dónde está? Pues puede usted elegir, señor alcalde, en la catedral o en el corte inglés…
[…] Recogemos aquí el post de un bloguero y columnista de DNA habitual, ferviente defensor de la Y vasca, en el que critica la desidia de ADIF pra con sus clientes/usuarios del tren y especialmente tras la inauguración del stand sobre el TAV en la estación de Vitoria Gasteiz. […]