Publicado en Diario de Noticias de ílava el 2 de marzo de 2008
Dice un reciente informe que la familia tradicional pierde peso en nuestro país. Pero leidas algunas de las cosas que acompañan a esta noticia en la prensa diaria, a uno no le queda muy claro si lo que retrocede es la familia tradicional, la tradicionalista, la arcaica, o cual. Y en todo caso, si todo esto parece retroceder cómo es posible que estas voces venidas de otros tiempos tengan tanta voz.
Un grupo de críos salta la tapia de un colegio y le da a otro una paliza. Por error. Dado que el colegio es marianistas uno se siente de repente trasladado a los timepos aquellos de la banda de badaya, de los niños peras, las peleas en el star, en la florida o en la blanca.
Un fiscal pide la absolución del padre que llevaba a us hijo a los encierros, bueno, al encierro de cabestros. Pues eso, que eso siempre ha sido tradicional.
Pero lo más chocante es la airada indignación de los padres del sagrado porque a los niños les hacen firmar un compromiso de que van a hablar euskera en algún ámbito de su vida diaria. y Esto si que es nuevo y a la vez demasiado viejo. Se quejan indignados de que se obligue a los niños a practicar lo que aprenden, que, por cierto, en el caso que nos ocupa es un idioma. Y resulta que tampoco se les obliga. Es decir, se les pide un compromiso y si acaso se premia el compromiso. ¿dónde está el problema? ¿es malo que los niños aprendan a comprometerse a hacer algo? ¿es malo que ya que estudian euskera, aunque sea en modelo A, se busquen métodos para que lo practiquen?
Porque vamos a dejarnos de historias. Estos son unos hipócritas con ciertos problemas de “fijación lingí¼ística”, y los medios que más los jalean, idem de idem. Tienen fijación porque nunca plantearían semejante cuestión ni en los mismos términos si el compromiso viniese de su tutoría de inglés. Pero claro, el inglés es cosmopolita y sirve para hacer de su niño una buena persona, como toda la vida. El vascuence es por el contrario idioma rudo, rural y sin fundamento de ciencia ni cultura, y sirve, parecen decir, para hacer del niño un levantador de piedra en el mejor de los casos o un etarra en la gran mayoría de ellos.
Son hipócritas, y hasta cínicos, por lo que olvidan y lo que callan.Porque uno tiene la impresión de que son los mismos que no verían con malos ojos otras prácticas que fijo que experimentaron en sus propias carnes o que saben o conocen a quienes las sufrieron. Prácticas como la mítica del anillo o el chivateo para castigar al que hablaba euskera (y eso es castigo, no premio, bueno, si premio al chivato y al delator). Aquellas “invitaciones” a la memorización de poesías, tablas de multiplicar, listas de ríos y capitales, y declinaciones latinas y hasta de verbos irregulares en inglés. Aquella pedagógica y libre manera de enseñar el catecismo, en fin, todas esas cosas que nos hicieron tan libres y cosmopolitas… a fuerza de saber lo que es la sumisión, la falta de libertad y la ceguera ante el mundo.
En fin, que lo dejo aquí por que si no voy a acabar tan obsesionado como algunos y tengo mucho trabajo con las campañas en internet…
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El colegio de mi hijo quiere ser bilingí¼e. Y todos los padres lo aplauden. Vivo en Madrid. Y en la reunión pregunto:¿Qe qué idioma? Todos se vuelven a mirarme, parece ser que la palabra bilingí¼e sólo puede ser en inglés.Digo yo pues que la
traduzcan y así no tendré dudas. Después de escuchar un
montón de bonanzas del sistema, pregunto por segunda vez :¿Los ingleses y americanos son bilingí¼es? Ahora ya ni se vuelven. Conclusión: Nuestros niños para sobrevivir en el planeta tienen que pensar en inglés. ¿Lo de imperialismo está pasado de moda? ¿Cuántas películas y dibujos animados
angloamericanos ven en la programación ? Un día voy a sentarme y contarlos, Jack.