Publicado en Diario de Noticias de ílava el 6 de abril de 2008
El problema que tienen los errores es que cuando no se corrigen y se sigue construyendo sobre ellos lo que se construyen son errores. Ahora que ya se han ido las aguas que bajaban revueltas, y que andarán más allá de Zaragoza, emerge por un par de flancos la cuestión de la vivienda de protección oficial en Vitoria- Gasteiz. Lo hacen pr la vía de la cuestión de las cooperativas, y de los sorteos. Y una vez más lo hacen sobrevolando el error original, la madre de todos los errores que se diría hace algunos años. Y esta no es otra que una mala redacción. La mala redacción de un derecho.
Que los poderes públicos tengan que solventar el acceso a la vivienda, no siginifica, ni con mucho, que los poderes públicos tengan la obligación de facilitar el acceso a la propiedad de la vivienda. Significa simple y llanamente que deben procurar el disfrute de una vivienda. Y lo más curioso en ese sentido es que precisamente, otorgando las viviendas en propiedad se genera a medio y largo plazo la imposibilidad de garantizar el derecho a su disfrute por parte de los no propietarios futuros.
A partir de ahí, y en tanto que se dediquen recursos públicos a la construcción de viviendas que se entregan en propiedad, el error seguirá en el origen. Y realmente poco importa que la adjudicación sea por sorteo o por baremo, que la construcción la haga un promotor o una cooperativa. El problema, el error, es que estamos hipotecando el futuro no ya de los compradores, que también, sino de la ciudad misma. Porque por mucho que barememos, baremaremos en base a una foto fija, a una situación concreta y determinada en el tiempo que convertiremos en vitalicia. Poco importa que todos sepamos de la movilidad familiar actual, de las cambiantes necesidades en cuanto al tamaño y demás condiciones de la vivienda a lo largo de una vida, e incluso de las propias cambiantes situaciones que en lo económico, en lo laboral y en lo personal implican precisamente aquello de toda una vida.
Empecinados en ignorar el error de partida intentaremos curar a un enfermo terminal a base de tisanas y tiritas, pero la enfermedad, como el error es lo que tiene, que cuando no se cura empeora…
Bueno, siempre nos quedará un consuelo, y nunca mejor dicho, me refiero a esos inmensos espacios vacíos que la legislación obliga a dejar en las zonas de nueva urbanizacion…
Estimado compañero, lo peor no es que hipotecamos a los compradores y a la ciudad, lo peor es que perpetuamos el “problema” y para colmo, algún día lo que ya no habrá más suelo para construir viviendas y lo que tendremos es millones de casas vacías.