Ayer se acabó un sueño en Getafe. Fue bonito mientras duró, y como las peores desgracias terminó con un jarrazo de agua fría cuando todo hacía presagiar que el final sería bien distinto. Pero así es la vida, y el futbol.
Para muchos alaveses fue además como revivir otra gloriosa pesadilla. El Getafe de esta campaña nos ha hecho a muchos recordar a aquel alavés que volvió a pasear el apelativo de “el glorioso”. Nuestro sueño también acabó mal, pero fue bonito mientras duró.
El caso es que días como el de ayer te hacen reflexionar sobre cuestiones como la justicia y el destino, y te descubren que, lo mires como lo mires, en la vida como en el deporte la justicia es algo que nada tiene que ver con el resultado, sino más bien con los errores propios. Vamos que todo aquello de que dios castiga a los malos y premia a los buenos queda en agua de borrajas cuando el balón se cuela en la portería. Que al final del partido no gana el que cae mejor, sino el que marca más goles que el contrario. Tan duro como real. Y contra eso sólo cabe una solución, un remedio, trabajar más. bueno si, y otro, disfrutar de los momentos buenos mientras duran…
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