Cuando leo el reflejo en prensa de las declaraciones de la autodenominada Plataforma por unos presupuestos participativos, y vienen a mi cabeza las intervenciones semanales de alguno de sus ilustres promotores en Radio Vitoria, y rememoro algunas de sus actuaciones anteriores en clave de “participación y plataforma” algo se mueve en mi interior y me pongo en políticamente incorrecto.
Son conocidas mis amplias reservas sobre la plataformacracia. Pero es que también este tema de la participación me suele mover a ciertas prevenciones. Entiéndase bien que no me refiero a que no crea en la participación, sino todo lo contrario, cada vez tengo más claro que esta forma de abordarla no es participación sino una mezcla de contrapoder, oligocracia y trampolín para notables de muy distinta naturaleza, pero notables a fin de cuentas.
Es cierto qeu vivimos en una sociedad en la que muchos de sus integrantes dicen pasar de política, y no participan en nada. Pero de ahí no pueden sacarse dos conclusiones que a menudo parecen sacarse. Una, que pasan de todo, qeu no tienen sus opiniones. Dos, Que los “participantes profesionales” puedan apropiarse de ellas. Muchos de esos no participantes acuden a las urnas y elijen representantes. Cierto es que no estaría mal que fuesen un paso más allá, y a menudo van, en los bares y en las sociedades. Pero tampoco veo legítimo que órganos, entidades, colectivos más o menos colectivos en definitiva, pretendan tener tanto poder en las decisiones como quienes han sido elegidos para ello.
No termino de creer demasiado en el asambleismo. Así me lo ha enseñado la experiencia. Cuanto mayor es el número de participantes menor es la capacidad de reflexión y participación individual y mayor el margen de manipulación y de digamos en plan fino, capacidad de inducción colectiva a defender lo que en otro caso o situación más participativa no se defendería.
Si creo claramente en la participación real, y hay mecanismos, modelos y sistemas que permiten a los ciudadanos opinar, participar, desde el análisis sereno de las cosas y en base a información veraz, diversa y contrastada.
Eso es participación ciudadana. Lo demás es o un a modo de premio y agasajo a los notables, o bien un refugio para los no electos. Ya se que habrá excepciones, pero unas líneas dan para lo que dan, y el que actue d ebuena fe en todo esto, y no se sienta honéstamente reflejado, que no se de por aludido…
[…] Arabaonline Artículo de opinión sobre las plataformas y la participación. […]
Es cierto que muchas personas que no han podido entrar en la política directamente, intentan manipular los movimientos participativos, para que de alguna manera estar presentes y obtener una cuota de poder, pero el ser humano es así y creo que eso no invalida el lugar que tiene en la sociedad democrática el movimiento ciudadano o (me encanta) vecinal.
El partido en el poder tiene enfrente a la oposición, y los partidos todos deben estar vigilados por la ciudadanía, cuatro años es un mundo, y realmente creo que la participación es
un engranaje más de la democracía, insustituíble, y tiene su parcela, y sus mecanismos. En la defensa del ciudadano, sin colores ni posicionamientos previos es donde se puede,creo,
superar intereses y prejuicios, defender a las personas,
y sus derechos fundamentales.