Lloraba el constructor apoyado en la barra. Lamentaba entre lágrimas su fortuna aciaga y entre sollozos decía que aún teniendo trabajo ya no era como solía. El muy rufián reconocía que aquella misma mañana, sopena de dejar su lista de pedidos vacía, había tenido que ceder al descuento que el cliente le exigía.
Mirole perplejo la tabernera, y con la sonrisa en los ojos le recordó aquellos tiempos ni lejanos ni olvidados en los que no había siquiera presupuestos sino precios hinchados. Y de tal modo le reconvino que, indicándole el bolsillo, le dijo que había de tenerlo lleno.
Secó sus lágrimas el bandido y apuró de un trago su vaso de vino.
Moraleja: Nunca llores de pena cuando menguan tus ganancias si incapaz fuiste de llorar de alegría y compartir tus ingresos cuando llovían a manta, ni de llorar de pena al ver los aprietos en que a los demás ponías.
Refrán: No esperes compasión de tus reveses cuando no la tuviste de tus enveses.
TOTALMENTE DE ACUERDO. ES UN GRAN- Y GRAFICO- EJEMPLO. Si siembras en barbecho o, si encima nada siembras,¡ Que esperas recoger, malandrín!
Pinttu.