Ya dije yo que iba a hablar de buitres y, con permiso de los ganaderos alaveses, vamos a empezar.
Ayer se hizo público el auto de una jueza, a la sazón doña María Lourdes Pérez Padilla ha desestimado las actuaciones cautelares que solicitaba doña Telma Ortiz, a distinta sazón, popularmente conocida como hermana de la cenicienta, perdón, de la vocera (como llaman en algunos sitios a los portavoces y locutores), devenida en princesa y, por consiguiente en reina futurible y en útero de próximos monarcas o monarcas (que curioso, no hay monarcos y monarcas pero las monarcas no pueden serlo salvo que no tengan hermanos).
Otra mujer más, en este caso la abogada de TVE, imputada en este caso, ha explicado claramente cómo resulta que, la tal telma ha metido la pata proque procesalmente y bla bla bla no se ha llegado al fondo del asunto, en el que presumiblemente, nadie niega que tenga razón.
El caso es que esto es chocante. Y es que, aún cuando colabore con la prensa; aún cuando sea todo un licenciado en Ciencias de la Información; aún cuando me tenga por un firme defensor del derecho de opinión e información, en este caso no entiendo nada.
¿Qué derecho a la información se defiende diciéndome lo que compra, las multas que le intentan poner o las veces que se corta el pelo una mujer que es hermana de otra que ha pegado lo que en términos populares se llama un braguetazo de padre y rey mío?
¿No estamos todos de acuerdo en que para informar hay que estar informado? ¿Cómo puedo oir a un “experto” hablar de que la tal Telma se ha equivocado y hablar una y otra vez del derecho al honor cuando lo que la tal Telma reclamaba era el de la intimidad y la propia imágen? ¿Cómo puedo oir a gente que se llama periodista decir que ole y ole y ole por la decisión de la jueza y por la ratificación de lo torope y zote que es la tal Telma?
Vamos a ser serios de una vez. Esto no es ni cotilleo ni na de na. Esto es acoso, y en su caso derribo. Y yo lo que tengo muy claro, es que a la señora Pérez Padilla, que acaba de convertirse en personaje público por ser quien ha denegado las medidas cautelares solicitadas por la hermana de la mujer que se ha casado con el hijo de un señor al que nombró otro que comandó las tropas que sublevaron contra el gobierno al que debían defender, no le haría santa gracia y encontraría múltiples resortes legales para evitar que a partir de mañana mismo, una tropa de paparazzis, tertulianos, y practicantes ávidos del panem et circenses sigan todos y cada uno de sus pasos, y deje de ser la ignota juez y pase a ser vox populi con tantas otras. Eso sí, eso sí que es igualdad.
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