Publicado en Diario de Noticias de ílava el 10 de junio de 2008Â
“¦ in corpore in sepulto. Vaya fin de semana que hemos pasado los deportistas de barra y sofá. Agotador. Por poner un ejemplo, aquí un servidor se comió el domingo tres carreras de motos, un partido de tenis, y hasta fue capaz de pilotar como si no hubiese radares mientras jugaba un partido de infarto. Así que apenas me quedó tiempo para dar un paseo ni cosa similar. Y es que esto del deporte es lo que tiene, que cada vez guarda menos relación con el ejercicio y con muchos de esos valores que se le suponen. Porque veamos. Hay quien dice que es bueno para el organismo, pero luego resulta que produce lesiones, sudores y agujetas y desgasta huesos y articulaciones. Dicen también que fomenta el compañerismo. Pero que va, fomenta el compañerismo con unos para mejor aplastar a los contrarios. Y contadas son las excepciones del tipo hoyo 19 o tercer tiempo del rugby. Tampoco está muy claro que sirva para sacar lo mejor de nosotros mismos, ni tan siquiera que sea un instrumento que nos hermane. Por estos pagos ya sabemos bien hasta que punto las rivalidades deportivas pueden emponzoñar los vínculos de vecindad. Como elemento de tregua tampoco es que sea muy útil, y si no que se lo pregunten a los tibetanos. En definitiva que son pocas las cosas de valor que nos enseña.
A los que hemos sufrido desde niños con el glorioso esto del deporte si que nos ha servido para algo. Para aprender a perder, a convivir con la derrota y hasta a disfrutar con ella. Nos ha enseñado a ser humildes y a gozar como tales de los escasos momentos de gloria que el deporte nos brinda. El Baskonia en cambio nos está maleducando. Demasiado bien acostumbrados que nos tiene. Así que puestos a compartir experiencias y valores, cierto es que a la directiva del Alavés le vendría bien un cursillo de gestión deportiva para el que es difícil encontrar mejores maestros. Pero también lo es que la afición del glorioso, la de verdad, esa que no tiene las rayas azules pegadas con velcro sino estampadas en el corazón, tiene mucho que enseñar en paciencia y fortaleza cuando pintan bastos, lo que en nuestro caso es demasiado habitual.
Mientras tanto, mientras esperamos en capilla el veredicto del domingo, seguiremos vaso en mano, frente al televisor, sudando camisetas, rompiendo cronos, lanzando gritos desde el fondo de la pista, y repostando en tiempo record. Pero eso sí, deporte, lo que se dice deporte, lo justo. Si acaso algún saltito de alegría si el glorioso se anima y nos da ocasión. A ver si es cierto.
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