Cuando era pequeño recuerdo yo que se cantaba aquello de Vitoria es tan pequeña que no se ve en el mapa pero bebiendo vino nos conoce hasta el papa (vale, ya se que la canción se aplicaba a muchos sitios, pero es que yo era niño en Vitoria…). Y el caso es que tal como van las cosas vamos a tener que cambiar la letra por algo así como Vitoria Gasteiz no es tan pequeña, y se le ve un poco en el mapa, pero tragando agua nos va a conocer hasta Obama.
Y es que no es normal, no, la cantidad de agua que nos está tocando tragar. No es normal ni bueno. Porque al final, lo de tener un lugar en el mapa mundi, va a tener su importancia. Se ve que como no estamos bien situados en el concierto de las naciones lo del calentamiento global no debe ir con nosotros, y nos estamos comiendo las lluvias planetarias que dejan al resto del mundo desierto y hambriento.
Lluvias que arrastran nuestra tierra camino del delta del ebro. Lluvias que colapsan nuestras depuradoras, saltan por encima de nuestras carreteras, tumban nuestros cereales y dan a nuestros ríos un aspecto feroz. Aspecto que algunos aprovechan para aplicar la nueva versión (ya decíamos que todo cambia) del A río revuelto, y olvidándose de la pesca la reformulan con aquello de A río revuelto impunidad de contaminadores.
En fin, que cada vez que pasa una de estas riadas, un paseo por las orillas de nuestros ríos nos demuestra lo guarros que somos. Nos hace preguntarnos si la política de conservación de las riberas de nuestros ríos es la mejor, y sobre todo, nos hace reclamar con energía que de una vez por todas aquello del ciclo completo del agua se cumpla.
Mientras tanto seguiremos clamando en este desierto anegado sin que nadie, a pesar de la excelencia acústica, se digne a prestarnos unos instantes de sus orejas para algo más que pegarles un tirón bien merecido…
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