Hay que tener poca vergí¼enza o más bien ninguna para sentarse detrás de una mesa, con una escenografía muy institucional, o lo que ahora entienden los asesores que lo mismo valen para Endesa que para un ministerio como muy institucional, decir lo que ha dicho Rubalcaba, y retirarse tan pancho. Hay que tener poca vergí¼enza para después de eso, y de muchas otras cosas que guarda en el baúl de sus recuerdos el personaje éste, seguir perteneciendo a un partido, o siendo dueño de él, que tampoco lo tengo muy claro, que se reclama de izquierdas.
Luego tenemos a los sesudos intelectuales discutiendo sobre qué es la izquierda, y a los descerebrados de a pie de calle afirmando que eso de la izquierda es cosa del pasado. Y mañana, o el fin de semana me volverá a tocar discutir con “izquierdistas del psoe” sobre el particular y tendré que oir una vez más sesudas sinrazones de estado que no dejan de ser más que ruedas de molino que se tragan los pobres como corderitos, y recibiré las acusaciones de siempre lanzadas por quienes a menudo son bastante más nacionalistas que yo sobre las tensiones entre izquierdas y naciones.
Pero yo lo siento mucho. Oir al tal ministro afirmar si cambiar el gesto que “interior detendrá y multará a quien perjudique la vida de los ciudadanos (sic)” y hacerlo refiriéndose únicamente a los huelguistas que defienden sus derechos y no a los sinverguenzas como él que nos exprimen y se ríen de nosotros, me da coraje y me dispara los nervios.
Vamos a llamarlo como es y a dejarnos de chorradas. Un gobierno, que se dice de izquierdas, pone a las fuerzas de orden público a reventar una huelga con el loable propósito de favorecer los intereses del gran capital. Ni más ni menos. Y lo siento mucho, no se bien lo que será la izquierda, pero eso aquí y en sebastopol es una política represiva de un goberno de derechas, incapaz, por otra parte, de poner orden en el robo organizado que la clase obrera está sufriendo, y adoptando además una postura de parte cuyas razones bien haría en explicar a sus propias bases. Un gobierno de izquierda debería investigar como es posible que los precios de alimentos y otros bienes se disparen en destino, cuando los costes no se disparan, y a veces hasta bajan en origen y en transporte. Un gobierno de izquierda debería poner coto al enriquecimiento salvaje de algunos. Un gobierno de izquierda debería poner freno al paulatino empobrecimiento de la mayoría, y dejarse de limosnas y chorradas. Un gobierno de izquierda debería hacer una política de izquierdas. Y otra cosa más diré. Una oposición de izquierdas debería dejarse de zarandajas y plantear de facto una oposición de izquierdas. Porque hacer lo que ha hecho este gobierno, dejar que la cosa llegue prácticamente a un enfrentamiento civil, dejar que los medios alimenten una sensación de alarma con unos culpables evidentes, pero no necesariamente responsables, para acabar apareciendo como genio salvador de la paz y el orden, no es de izquierdas, es de sinvergí¼enzas.
Sinceramente empiezo a estar harto de gobiernos falsos, y de ciudadanos idiotas, más preocupados los unos por comprender a sus partidos o sindicatos y compartir sus fobias y ser dóciles herramientas de sus estrategias, y de ciudadanos que además de idiotas son egoistas, y buscan poco más que su pan para hoy a costa del hambre de todos para mañana, ciudadanos capaces de vender a su prójimo por unos cochinos sesenta euros, ciudadanos capaces de dejar dormir su coche con el depósito lleno antes de que quien necesite el combustible pueda usarlo. Que se pudran en su miseria.
(Se ve que estoy enfadado no?)
El hombre y el gorila comparten el 98 % del ADN. Los políticos de izquierdas y de derechas, así como los de centro, (donde todos pretenden estar), el 100%, sobre todo cuando es de economía, de unos más que de otros, el problema a debatir. (Ahora economía se llama orden público.)
di que sí, que hay mucho sinverguenza, con todo lo que está cayendo y los pobres bancos van con un par y anuncia hoy que en el primer trimestre, o sea, en tres meses, han tenido 5.153 millones de euros de beneficio, un 10% más que el año pasado, y los demás ahogados y la culpa de los camioneros… carroñeros los unos, sinverguenzas los otros y bobos el resto