Vaya por dios. Dediqué mi última octava columna antes del parón estival a una bonita parábola sobre el aparcamiento en vitoria, y amanece hoy el día cargado de noticias relacionadas con el aparcamiento. No entraré en lo de la Ota, no hoy.
Hoy lamentaré que, entre la crisis sectorial, la escasa previsión o dirección en políticas culturales o por mejor decir en este caso políticas de fomento y estructuración del consumo cultural, la prácticamente nula sensibilidad institucional, y, por qué no decirlo, la enorme facilidad de la clase política para convertir todo en arma de desgaste olivdándose del objeto mismo de la cuestión, bueno, pues con todo esto y algo más, vamos a aparacar un multicine para aparcar coches.
Según se ha conocido, los cines guridi cerrarán sus puertas y, si su actual gestor consigue los permisos necesarios, en el espacio que hoy ocupan tendremos un parking.
Cuando oigo hablar del proyecto alhóndiga, y tal como he dicho en más de una ocasión, comparto la filosofía, pero me extrañan los procedimientos. Por si alguno se ha perdido, el proyecto alhóndiga busca la revitalización social, comercial y cultural (lo de vital va implícito en lo de reVITALización) del centro de vitoria Gasteiz. La filosofía es incorporar al centro algunos de los elementos con los que cuentan las grandes superficies, y ahí es donde empieza mi extrañeza.
Básicamente las claves de uncentro comercial son, en este orden… un sitio a donde se llega en coche, se apraca, se coge el carro, se dispone de una gran superficie alimentaria, una concentración elelvada de tiendas y establecimientos hosteleros, y cines y otros espacios de ocio como chikiparks. ah bueno, y el tiempo asegurado.
Contra esto último poco se puede hacer, de lo primero ya vemos los problemas que hay (lo del aparcamiento) , y lo de los cines pues para que nos vamos a engañar, es predicar y no dar trigo. Y lo diré una vez más. Me apena más aún cuando el actual responsable de los VESA es, además de un empresario, un amante del cine y un amante de los de verdad, de los que con el suficiente apoyo y a veces también sin él, se mete en todo lo que suene a cine, aunque no sea comercial, aunque no sea de masas, hasta cuando parece que esto del cine es también en cierto modo esto de la cultura. Vamos, uno de estos con los que se puede colaborar. Eso sí, a veces es demasiado directo y casi siempre demasiado sincero. Mal porvenir pues en esto de lagartijear entre políticos.
En fin, que tendremos que ir al Artium o a Montehermoso, o a la Casa de Cultura o a cualquier sitio que no sea un cine para ver cine en el centro. y buscaremos sitio para aparcar a precio de OTA para comprar a precio de oro y tomar potes a cielo abierto cargados de bolsas y enseres camino de aquel lejano sitio donde dejamos el coche, y nos darán la medalla al mérito vocacional vitoriano los que estuvieron la tarde en el boulevard.
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