Publicado en Diario de Noticias de ílava el 17 de agosto de 2008Â
Esto del ferrocarril Vitoriano empieza a recordarme a esas luchas cainitas que acostumbran, según refleja la literatura, la tradición y hasta los chistes, a mantener los sobrinos del viejo tío solterón cuando a éste le llega su hora. Es siempre una discusión sobre ingresos gastos. Todos quieren quedarse con el mejor lote de la herencia y todos a la vez quieren escaquearse del pago de las exequias.
Aquí en Vitoria pasa algo parecido. Todos quieren lo mejor, y a ser posible cortar la cinta inaugural. Los unos por bien de la ciudad, los otros por mayor gloria del territorio, estos por cohesionar el país y aquellos por consolidar el estado. Pero hete aquí que el viejo tío se muere y entonces surgen los problemas. Para alcanzar la gloria hay que dar tierra al finado, y claro, el entierro hay que pagarlo, y ahí que empiezan todos a sonreirse cuando se reunen, mientras regatean y racanean su participación en los gastos.
La verdad es que no se que maldición tiene este territorio en lo que a vehículos sobre carriles de hierro se refiere. Ya hubo sus problemas hace 150 años, cuando Vitoria perdió la oportunidad que ahora se le presenta de ser núcleo fundamental de la red vasca y de su conexión con la estatal y europea. Ya los hubo más tarde cuando costó lo que costó montar el vasco navarro, el más vertebrador de los trenes vascos finalmente condenado al senderismo. Los volvió a haber en lo puramente urbano con el tranvía hace ya años, y los ha vuelto a haber ahora con la segunda y parece ser definitiva intentona. Y ahora, que quieren quitar el tren del centro, recuperar su espacio para hacer ciudad, y prepararse para enlazar las redes de alta velocidad vuelven a surgir los problemas.
Vamos, que sin entrar a escribir un tratado sobre la validez de la historia, sobre la predestinación o sobre el sexo de los ángeles, si que cabría pedir a unos y otros que no la repitan. No siempre en el mismo sitio ni con el mismo tema, porque lo que si que conocemos son los resultados.
Leave a Comment