Publicado en Diario de Noticias de ílava el 24 de agosto de 2008Â
Anda la ciudad de vitoria revuelta con su propio culebrón veraniego. La cosa empezó con algo parecido a un globo sonda que, en todo caso, ha conseguido el efecto con el que se lanzan estos artefactos. Hacer un sondeo previo de la que sería al respecto la posición de la ciudadanía, de la organizada y de la otra; de la publicada y de la discreta; de la ilustre y la novata; vamos, de las fuerzas más o menos vivas de la ciudad en suma.
La cuestión es un viejo sueño soñado en mayor o menor silencio por más de uno. Me refiero, claro está, a la posibilidad de cubrir algunos espacios del ensanche. Concretamente el globo sonda hacía mención de la Plaza Nueva y de los viales Dato y San Prudencio. He oido y hasta leido al respecto muchas cosas, y por ello me animaré a dar mi opinión al respecto. Se mire como se mire, no creo que desmerezca en exceso del conjunto.
A mi en principio me parece bien, me parece útil y es más, me parece lógico y coherente. Bastante más lógico, coherente e integrado que muchas de las decisiones que en materia de urbanismo se han tomado en esta ciudad de nuestros odios y amores.
Me lo parece porque para bien o para mal vivimos en una ciudad en la que no abundan los días en los que la naturaleza sea hospitalaria con sus habitantes. O llueve, o nieva, o hace mucho frío, o casca un sol que asusta hasta a las lagartijas. Vivimos además en un espacio en el que el urbanismo tradicional siempre ha incorporado maneras más o menos eficaces de protegerse frente a estas inclemencias, las hídricas y las solares. Amplios voladizos en calles estrechas, grandes pórticos en las iglesias, soportales en las plazas y hasta galerías comerciales cubiertas. Y eso antes de los centros comerciales. En importantes ciudades de esa europa en la que llueve estos grandes espacios urbanos cubiertos no son tampoco cosa del futuro. Los hay y bien hermosos por cierto.
Por otra parte, siempre hablamos del ensanche y de su zona peatonal como el gran salón de Vitoria. Un punto de paseo y encuentro, una zona para la que se reclama el uso comercial y convivencial, un área de la que se denuncia la banquización por lo que supone de pérdida de pulso vital. Teniendo en cuenta que esto no es el sáhara ni el caribe, parece lógico que un salón sea un espacio cubierto y no una terrazita abierta. Es díficil parar a saludarse y conversar en medio de un chaparrón o haciendo cierto el apelativo ese de calabobos, o arriesgándose a sufrir una insolación.
Si a todo esto le sumamos que no es mucho el cielo que hay que ver en Dato y San Prudencio, sólo quedaría aportar un par de matices al globo sonda. El primero sería no cubrir la Plaza. Ya tiene soportales y sería complejo resolver esa perspectiva que tiene, desde la entrada sur, con las torres de San Miguel y San Vicente coronando sus esquinas. Eso sí, puestos a ponerse a cubierto, lo que si que habría que estudiar son algunos itinerarios salvadores en la nueva Virgen Blanca. Hay días, más de uno, en los que hace falta ser un valiente para alcanzar el casco viejo. En fin, que lo dicho, que pronto llegará el invierno y tendremos de nuevo que ponernos a cubierto…
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¿Cómo sería la cosa? ¿Cubriendo las calles por los tejados?
Porque no creo que a los vecinos les haga mucha gracia sacar sus geranios a una especie de invernadero, o,¿ sería como algunos polideportivos, de esos techos que sólo se
ponen cuando llueve? Y me pregunto por otro lado si es sano respirar ese ambiente cuando hay mucha gente, sobre todo si fuma, ¿Se podrá fumar? La parte peatonal se transformaría en una super estación espacial, en viaje estelar
por el universo propio de encuentros y desencuentros.Sé que en otros paises ha funcionado, podría estar bien, aunque
me incomoda un poco el hecho de que quiten jardines, llenen las plazas de cemento, (este verano no me ha disgustado la Virgen Blanca, aunque se hayan cargado las farolas de siempre por palillos chinos, y extrañas fuentecillas) y pretendan acristalar las calles. Y además me parece sospechoso que por todas las partes como setas, aparezcan
innumerables terrazas, (me imagino que pagarán impuestos al Ayuntamiento), que además si cubren el centro serán también protagonistas en invierno. Nosotros seguiremos mojándonos y pasando frío, porque los potes los tomamos
de pie y en lugares más modestos.