Es más que posible que Bill Gates pasará a la historia por muchas cosas. Tanto como que no lo hará por algunas de sus predicciones. Una de ellas es la que le llevó hace años a aconsejar a los accionistas e inversores en general a desvincularse de las papeleras. Los nuevos soportes darían al traste con el papel, venía a decir. Pero lo cierto es que cada vez gastamos más papel y cada vez con menos utilidad. Los que si que deben vender sus acciones son los del Tipex. Porque hace años, cuando se metía la gamba se cojí§ia el tipex y asunto acabado. Hoy, entre que uno no se aclara con lo de imprimir página y demás, se imprime otra vez todo el documento y listo.
También hubo quien pensó que los nuevos soportes acabarían con el libro y hasta con las revistas. Pero resulta que aumenta el número de libros editados y la prensa, revistas y demás sigue teniendo su buena cuota de difusión. Cuando hacemos la limpieza semanal del revistero es sorprendente la cantidad de papel que puede llegar a acumularse en el corto espacio de siete días.
Por otra parte, los poderes públicos, las instituciones se suben también al carro y nos completan el cesto del reciclaje con revistas que, bajo apariencia de informativas, las más de las veces son auténticos ejercicios del más sublime narcisismo. Vamos, que se ve que para ser cargo público hay que desprenderse de la abuela. Revistas sin publicidad, o por mejor decirlo revistas sin nada que no sea publicidad impresas en buen papel, a todo color, en número abrumador y regaladas o buzoneadas que lo mismo da, siempre sobran.
Y el caso es que a menudo muchas de sus páginas pregonan discursos sobre la sostenibilidad, el medio ambiente y cosas parecidas. Ya se que nuestro dinero les importa poco, pero aunque solo fuese por los bosques, deberían aprender de la economía privada y ofrecer siempre la posibilidad de recibir la revista por correo electrónico. Todos ahorraríamos y el planeta también…
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