Ayer desmonté lo que durante estos últimos meses ha sido mi participación en Periscopio. Por si alguien no sabe a que me refiero me refiero a un apartado de este certamen de foto periodismo que se celebra en Vitoria y que invita a los fotógrafos aficionados a colgar sus fotos en locales abiertos al público en una muestra que tiene carácter de concurso.
Yo me lo plantee en su día como un ejercicio creativo con varios objetivos colaterales.
Como ejercicio creativo era una trasposición de imágenes de batalla obtenidas en octubre de 2007 en los Ludi Veleiensis a la polémica sobre la verdad, la historia y su conocimiento que, desde hacía tiempo venía materializándose en Iruña Veleia. Corría entonces un lejano mes de octubre.
Objetivos colaterales había varios. Quizás el más importante tenía que ver con La Puebla de Arganzón, el sitio donde vivo, y con la posibilidad de contribuir a “ponerlo en el mapa” por algo que alguna vez sea distinto al famoso contencioso. Eso suponía que del mismo modo que periscopio sale de los museos y las salas para entrar en bares y comercios, La batalla de Veleia (que así se titulaba la exposición) tenía que salir de las paredes del Bar Plaza en el que se encontraba colgada. Salir tanto por el pueblo como por la provincia, y ser en definitiva una excusa para invitar a la gente a visitarnosy a los vecinos para ejercer de orgullosos anfitriones. Otro objetivo colateral más era rendir un homenaje a los participantes en la organización de los ludi veleiensis y otras exhibiciones de recreación histórica romana. Me refiero, claro está, a los integrantes de la Turma Nova Victoria (ponen en marcha una reproducción de una unidad de caballería romana) y a los de la Cohors Prima Gallica, la reproducción de una unidad de infantería, entre quienes se encuentran varios de los integrantes del eqeipo arqueológico de Iruña Veleia.
Así pues, y desde el propio momento de organizar la exposición comenzamos a preparar la celebración de algo parecido a un día de puertas abiertas, al que llamaríamos los Ludi Argantzunensis y que pretendían ser un día festivo para todo el pueblo.
Pero en fin, entre medias de todo esto una comisión asesora se convirtió en tribunal supremo y estamos como estamos y donde estamos, en un nuevo movimiento de la batalla de Veleia, con parecidos ingredientes pero con un encarnecimiento nunca visto hasta la fecha en la arqueología alavesa, vasca, y casi hasta europea. Pero de eso ya hablaremos. Ahora vamos a lo de Periscopio.
Soy de los que piensa que en la vida es tan importante la seguridad en lo que se hace bien como la capacidad de reconocer lo que sale mal. Cuando no se cumplen los objetivos lo suyo es reconocerlo, porque si no no hay forma de aprender nada.
De los objetivos enunciados sólo dos se han cumplido. El creativo, aunque con matices y el de homenajear a estos esforzados guerreros del siglo XXI. Los demás, por unas razones u otras han quedado en el baul de las cosas de las que hay que aprender. Y dios mediante aprenderemos…
Sobre Iruña-Veleia, hice mi trabajo de curso de Arqueología el año pasado sobre los últimos ‘descubrimientos’, que ahora parecen definitivamente calificados como burdas falsificaciones. Me apunto a la hipótesis de algún arqueólogo que señala la posibilidad de que estudiantes voluntarios en la excavación fueran los autores, quizás con la intención de ‘promocionar’ el vasquismo o quizás con la contraria. En cualquier caso me parece absolutamente lamentable. Esto, a propósito de tu comentario, que no puedo asimilar del todo quizás porque acabo de conocer este blog. Y o lamento especialmente por la arqueología vasca. No es la primera vez que se descubren falsificaciones en ílava.