Ha comenzado la campaña electoral catalana, una buena oportunidad de comprobar hasta que punto está socialmente extendida la indecencia política, o siendo más suaves la concepción más deleznable de lo que es política.
Ni soy catalán ni lo pretendo, pero como ciudadano, como republicano, incluso como humano, entiendo que nunca ha habido mejor ocasión para denunciar, castigar, una forma de hacer política que ni comparto, ni admito, ni deseo ver nunca, Mas.
Y es que cuando nos quejamos de los políticos lo debemos de hacer de forma consecuente, porque nos quejamos de sus maniobras, de su oportunismo, de la falta de coherencia entre lo que dicen y lo que hacen, de su perisitente manía en ser más listos que el resto, de interpretar a su antojo lo que la ciudadanía piensa, de pastelear y medrar sin ton ni son, y de poner por delante de los intereses de la sociedad, e incluso de su partido, los de su cohorte de paniaguados.
Y uno de esos, arquetípico y sin vergí¼enza para reconocerse como tal se presenta a estas elecciones. y lo hace con un gran bagaje político a sus espaldas, y con una imperante necesidad cargada a sus hombros.
El gran bagaje es la traición que infringió a toda la sociedad catalana pasteleando a la baja el estatut que su propio partido había aprobado junto a todos los demas excepto el pp en Cataluña. Pasando por encima de sus principios, si es que los tiene, o dicho de otra forma, pasando por encima de los principios enunciados y siendo fiel a sus inconfesables principios, dio la espalda a su gobierno, y mató de un tiro toda una bandada de pájaros.
La imperante necesidad no es otra que devolver el sueldo a su ingente nómina de recién parados. El dice que eso lo hará para seguir gobernando, pero todos sabemos que no se trata ni siquiera de eso. Se trata únicamente de seguir cobrando. Gobernar es poner en práctica un ideario, y cuando el ideario es únicamente buscar la fórmula de seguir ocupando puestos de gobierno, para dar empleo a gente, eso, usando el simil taurino no es ideario ni es na.
Aunque no haya llegado a gobernar, sinceramente espero que no lo llegue, porque con lo que ha echo en la oposición ya tengo bastante, no quiero Mas. Y para terminar añadiré, que lo dicho sobre el gobierno, sobre el ideario, y sobre Mas, tiene aplicación más cerca de lo que pensamos, mucho más cerca. Gobernar no es transformar si el objetivo es sobre todo gobernar. Transformar es una cuestion de objetivos, de metas, de direcciones, y para eso, lo importante es precisamente eso, tener claro hacia donde se quiere ir, no el medio en que se va.
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