Baudismo

Publicado en diario de Noticias de álava el 10 de febrero de 2009

Es bonito comprobar cómo nuestros ediles no son completamente autistas y de cuando en vez prestan oí­dos y atención a las propuestas y opiniones de los ciudadanos aunque sean estos columnistas. Digo esto porque no hace mucho comentaba desde estas lí­neas la importancia de bautizar edificios y proyectos, y citaba expresamente al auditorio. Y mira tú por donde, observo complacido que el ayuntamiento se ha tomado el tema a pecho y va a coger el nombre por los cuernos. Va a poner los puntos sobre las ies (si es que el nombre tiene alguna) y va a buscar una palabra que evoque mil imágenes de Vitoria ““ Gasteiz (quinientas de Vitoria y quinientas de Gasteiz, para que no se enfade nadie).

Yo quisiera dar algunas opiniones sin por ello pretenderme experto en marketing. Lo del marketing me ha venido siempre grande y de expertos mejor ni hablar tal como van las cosas. Pero como decí­a, intentarí­a buscar algo que tuviese, contuviese o evocase la raí­z audi. Además de la evidencia del patrocinio automovilí­stico, importante primer paso para diversificar el monopolio alavés de la estrella, no debemos olvidar que hablamos, fundamentalmente, de un Auditorio.

Un auditorio cuya construcción, preconstrucción y postconstrucción, visto como se las gastan los grupos municipales, será implacablemente auditada. Tanto que seguro que uno u otro fleco acaban en la audiencia si no van ya camino de ella. Un largo periplo constructivo cuyos responsables habrán de transitar con audiacia, digo audacia, y hasta defender sin complejos a golpe de glaudio, digo gladio. Un proceso en el que serán necesarios muchos baudios para comunicar Madrid con Japón y hasta con Vitoria. Un proyecto en el que embarcar a todas las administraciones competentes o incompetentes pero con presupuesto y lograr la adhesión entusiasta hasta del mismí­simo Claudio.

Un proyecto en suma que bien merece un nombre a la altura de las circunstancias. Un nombre que recorra el universo mundo desde la lejana Cipango hasta la mismí­sima Mauditania, digo Mauritania. Un nombre que sea oficializado con los fastos y fiestas que tan importante baudismo, digo bautismo, merece. Un nombre que, quiero ser un iluso por unos momentos, sea jaleado y asumido como el nombre de todos los nombres por propios y extraños, por cercanos y lejanos.

Y si todo va mal y las cosas se ponen imposibles, nada de preocuparse. Cómo si de Casablanca en versión local se tratase podremos exclamar aquello de”¦ siempre nos quedará Laudio, y quedarnos tan panchos.

 

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