Hablábamos ayer de dos obras con prólogos chocantes y citamos algunos momentos brillantes del prefacio que, en 1847 Jules Michelet escribió para su Historia de la Revolución Francesa. Citábamos sin embargo otra obra cuyo prólogo, o conjunto de prólogos es igualmente un sabroso bocado: El Quosque Tandem de Jorge Oteiza.
La obra en si misma es en cierto modo un prologo de si misma. Pero lo que llama la atención en esta última edición revisada y compendiada en el tiempo es el carácter tan indómito como apolítico de Don Jorge. Y digo apolítico en el sentido social del término, el referido más a la corrección y al saber estar que el más arcaico sentido de hombre que intenta trasladar a la acción o al menos a su acción personal lo que es su modo de entender el mundo, la cultura, la sociedad, su pasado su esencia y su historia.
En la evolución de las páginas anteriores vemos como evolucionan sus desengaños aquí y allá. Cómo sus “rabietas” unidas a esa cierta ingenuidad que te hace tropezar vez tras vez en la misma piedra le llevan junto con su obra de un sitio para otro. Todo ello aderezado con genuinamente oteizanas afirmaciones del tipo de:
…ya en 1934 mi primer proyecto con nuestro primer lehendakari José Antonio Agirre para tratar y asegurarnos que sí tendríamos en nuestros Gobiernos Consejero político cultural de nuestras vanguardias
por desgracia el primer Consejero de Agirre un gran pintor Uzelay esteticamente tonto y alejado de los problemas de nuestra vanguardia, al que se debió la pérdida para nuestro país del Guernica de Picasso.
a las que siguen:
con 2º lehendakari su apropiado consejero de cultura portero del Hotel Londres
con 3º el actual lehendakari su nefasto pluriconsejero teólogo nazigermánico negociante recadista.
o estas otras evidentes del disgusto que la deriva de su aventura navarra le produjo:
NAVARRA HOYÂ que me pide que pienso de mi condena: NO CONSIDERO PUBLICABLE POR EL MOMENTO MI REACCION AL TRATO INCONCEBIBLE INJUSTO Y COBARDE QUE LLEVO TIEMPO SUFRIENDO AQUI DE QUIENES POR SU AUTORIDAD MENOS PODIA ESPERARSE.
Toda una incógnita lo que este incómodo personaje diría hoy y aquí. Eso sí, me quedo con la cita que incluye del premio nobel de literatura de 1963, un tal Yorgos Seferis, poeta y griego:
O la vida significa coraje
OÂ deja de ser vida
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