Es lamentable ver como gran parte de nuestra clase política se dedica a construir verdades más que a comprender realidades. Es preocupante ver como ajenos a los hechos cierran los ojos y se ponen los auriculares. Ver como encerrados en sus círculos próximos de asesores y pelotas, y apoyados siempre por sus medios próximos construyen al margen de toda lógica sus verdades. Verdades como puños. Puños sin flor pero con rosa. Rosa Díez. Verdades que niegan todas las afirmaciones anteriores que se convierten de pronto en mentiras. Pero eso no importa.
Es una verdad construida simular que Patxi ha ganado. Ganar es, cuando menos, cumplir las expectativas. Si esperas entre 26 y 28 parlamentarios y sacas 24 ó 25 y tu rival más directo saca 30 no has ganado. Si esperabas ser el más votado o por lo menos quedarte muy cerca y sacas 315.000 votos y tu rival saca 395.000 no has ganado. Lo siento señor López pero usted ha perdido.
Es una verdad construida decir que se está legitimado para convertir esta derrota en victoria. Lo es porque más que legitimado lo que está usted es habilitado, y está habilitado por la exclusión de una parte del electorado, por el peculiar sistema de representación vasco y por la suma de fuerzas cuya única circunstancia común es su obsesión por ganar sea como sea y sustituir un lehendakari por un presidente de comunidad autónoma.
Es una verdad construida decir que va a terminarse con el frentismo y apoyarse en un frente españolista para desbancar a la mayoría social del país.
Es una verdad construida decir que quiere un gobierno integrador y para todos y empezar dejando fuera a los que no comulgan con su ideario, intentando además alentar la participación de renegados y disidentes.
Es una verdad construida pretender que así defiende los intereses de Euskadi y contar para ello con el apoyo unánime y entusiasta de medios, políticos, tertulianos y demás fuerzas públicas españolas cuyo mayor objetivo no es otro que avanzar en el camino de la homogeneización patria “desfaciendo” las singularidades que ppudiesen amenazar su unidad.
Es una verdad construida que decir que usted es quien piensa en el país mientras que el partido más votado y su cabeza de lista son unos irresponsables. Lo es porque usted si que está actuando de forma lunática, ajeno a sus resultados y ajeno a su país, con un único objetivo cueste lo que cueste al país, que usted sea lehendakari (o presidente como antes decía).
Es una verdad construida hablar de la responsabilidad que debe asumir el partido más votado colaborando con usted en garantizarle la gobernabilidad una vez que usted haya conseguido su silla a costa precisamente de ellos.
Es una verdad construida afirmar que lo que molesta al nacionalismo es que la mayoría del país quiera un cambio y que lo quiera en el sentido que usted lo intenta llevar adelante, y que además el nacionalismo no soporta la idea de un lehendakari o presidente no nacionalista. Lo es porque debiera darse cuenta de que la cuestión no es que la mayoría del país elija o no a un lehendakari socialista. La cuestión es que esa elección será asumida y hasta aplaudida cuando se juegue con todas las cartas en la mesa, y en ese caso nadie le negará su triunfo. A fecha de hoy no es el caso. Ni con las cartas marcadas ha conseguido el triunfo. Necesita de su enemigo natural para ser el lehendakari que de otra forma y a fecha de hoy no puede ser. Apoyarse en quien hasta hace poco era, y a fecha de hoy según cómo y cuándo sigue siendo, la derecha cavernícola, etc. etc. es reconocer que por encima de todo en su ideario está el beneficio y el interés de España, y no entraré ahora en si esto es o no es España, pero si que estas elecciones son vascas, no españolas. Para eso están las generales.
En resumen, señor López. Que si quisiese de verdad no construida el bien del páis que anunció en su campaña, y vistos los resultados y la situación del país, y habida cuenta de su alteza de miras y su gran preocupación por la trasformación de nuestra sociedad en el camino de la transversalidad y demás historias con que ha venido vendiendo su imagen en campaña, admitiría lo fallido de este su primer o segundo asalto a Ajuria Enea, haría gala de su generosidad, perseverancia y paciencia, y buscaría un acuerdo con el ganador para asegurar una legislatura tranquila y centrada básicamente en afrontar la crisis que se nos avecina. Eso es lo que entendería el país como esfuerzo, responsabilidad y coherencia. Lo demás es un puro constructo de verdades que huele a la manera de justificar un comportamiento ególatra, en el mejor de los casos, o de inspiraciones ajenas a nuestro país en el peor de los casos. Al final va a resultar que esto de la trasversalidad se refiere más bien a la habilidad para “metérnosla doblada”.
Y hablando de verdades construidas seguiremos en otro momento con otras verdades construidas tan o más graves que esta.
Creo por desgracia que el verdadero problema no es quién o no es lehendakari, sino que nuestro país es excluyente por naturaleza y además movilizar a todos aquellos que tienen la mano en la caja es siempre traumático, si realmente el interés por nuestra cultura fuera desinteresado, todos pondrían su puesto en manos de los ciudadanos, porque la política vasca está en crisis, por un lado una parte de la ciudadanía no está representada en las urnas, y por otro lado la pretendida pacificación ha fracasado, y una parte de los ciudadanos debe vivir con escoltas. Todos quieren repartirse el pastel, y éste está envenenado. Si en la política vasca hubiera un ápice de ética, muchos deberían haber simplemente dimitido, porque ha sido un total fracaso….