Publicado en Diario de Noticias de ílava el 10 de marzo de 2009Â
Vistas muchas de las polémicas, ocurrencias y demás elementos noticiables tiene uno la impresión de que más que de ordenación del territorio debiera haber un departamento de reordenación del territorio o hasta de desordenación del territorio. El territorio en sí tiene su orden. Otra cosa es que nos lo saltemos igual que nos saltamos sus órdenes en todos los órdenes de la vida. Lo que nos gusta es pensar que se trata de un puzzle cuyas piezas podemos cambiar y mover a nuestro antojo una y otra vez. Quizás sea algo de esto lo que la nueva imagen corporativa foral sugiera, pero eso es otro tema.
A lo que vamos. Ahora que hemos pelado Zaballa se oye la sugerencia de dejarla pelada y marcharnos a pelar Araka. Pero Araka, si la autoridad militar lo permite y la bancaria lo financia, tiene ya destino. Buen destino por cierto. Un destino que parece sacado de un viejo eslogan de Alfa en defensa de uno de sus coches míticos, el GTV. Decía algo así como ¿qué prefieres el Golf o las carreras? A mi me van más las carreras, cosas de la edad supongo.
El caso es que echando un vistazo al territorio si que puede reordenarse un poquito. En Araka ponemos el Arakamendi, que por algo se llama Arakamendi y no Zaballamendi. Para la ingrata prisión hay varios emplazamientos alternativos. Podemos ponerla en La Minoria. No creo que haga mucho impacto allí visto como está, y además tiene la ventaja de que no se ve más que desde el aire, como la cantera. Y encima el desmonte está ya hecho, y vaya si está hecho. Otro emplazamiento sería un poco más cerca de Vitoria, concretamente al noryeste. Este sin embargo tiene puntos a favor y en contra. El muro ya está hecho y no hay gota de agua que se lo salte. Claro que, según parece, el terreno tiene muchas fugas, y eso para una cárcel no parece que sea muy conveniente. También podríamos retocar el muro y hacer un rocódromo y un parque temático de espeleología por sus simas. Así dejamos en paz las peñas de San Martín de Valparaiso y hasta las cuevas de Zubialde. Y si bailamos una letra convertimos el rocódromo en rockódromo y para allá que nos llevamos el Azkena o lo que sea. Puestos a buscarle ubicación alternativa a la incómoda prisión hasta podríamos usar Iruña. El terreno es público, y ya está vallado. Cerrado a cal y canto.
¿Y con Zaballa que hacemos entonces? Pues está muy claro. Como ya está pelado y medio desmontado, ponemos un poco de césped y”¦ a jugar al golf, que hasta los jóvenes nos vamos haciendo viejos.
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